Justo cuando Angel Mario Martínez Balcázar, presentó su renuncia como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, cargo en el que estuvo solamente seis meses, al ver el peligro que corría decidió renunciar, el extinto Jaime Echeverría Gómez, quien había trabajado en la campaña de su compadre y amigo Adán Augusto López Hernández, esperaba ser nombrado secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, pero la mafia de notarios se impuso por lo que fue designado el hoy prófugo de la justicia Hernán Bermúdez Requena.
Jaime Echeverría Gómez, quien había estudiado en sus años de infancia con Adán Augusto López Hernández en el Colegio Tabasco, donde prácticamente fue su defensor de lo que ahora se llama bulling, cuando se corrió el rum rum de que Angel Mario Martínez dejaría la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, confió a sus cercanos en que por fin su compadre, al que había ayudado durante su campaña política para ganar la gubernatura, le diera la oportunidad de trabajar en su gobierno y tenía puesto los ojos en dicha secretaría, aun sabiendo que el otro aspirante era Hernán Bermúdez Requena, con quien después de tener una amistad, habían entrado en una confrontación ya que Hernán acusaba a Jaime de haberle dado cuerda a Cirilo Vázquez Lagunes, de que él sabía quienes había asesinado a su hermano Ponciano Vázquez Lagunes, para que durante la cena que tuvieron en el hotel Camiro Real fuera detenido por Agentes de la Subprocuraduría en Investigaciones de Delincuencia Organizada (SIEDO), que lo mantuvieron once días detenidos bajo investigación y luego fue dejado en libertad por la intervención del entonces gobernador Manuel Andrade Díaz, ya que formaba parte de su gabinete en calidad de subsecretario de gobierno.
Jaime Echeverría, quien antes de que Adán Augusto López diera a conocer su gabinete de gobierno, se esperaba que fuera nombrado como director de tránsito, el cual ya había ocupado durante el gobierno de Roberto Madrazo, se quedó en la banca, no obtuvo cargo, por lo que en el momento que tuvo la información de que Angel Mario Martínez dejaría la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, comenzó a cabildear con la esperanza de que su compadre (Adán) por fin le diera la oportunidad de ocupar ese cargo, de secretario de seguridad, pues tenía información confidencial, debido a su cercanía con altos mandos castrenses, de que el otro aspirante, Hernán Bermúdez, existía una investigación de un grupo de inteligencia de la Sedena que lo relacionaba con la delincuencia organizada, información que el gobernador en funciones ya tenía sobre su escritorio, pues de la misma 30 zona militar había sido informado, pero a pesar de que tenía conocimiento, finalmente optó nombrar a Hernán como secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco.
Para Jaime Echeverría, la decisión de nombrar a Hernán Bermúdez como secretario por parte de su compadre y amigo, Adán Augusto López Hernández se debió a la influencia y presión que ejercieron dos integrantes de la mafia de notarios, Enrique Priego Oropeza, en su calidad de magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia, y de Jaime Humberto Lastra Bastar, quien era el Fiscal General del Estado, y que había nombrado a Bermúdez, como director general de la Policía de Investigación, y éste a su vez había puesto como su segundo hombre de confianza a Ulises Pinto Madera.
Jaime Echeverría confiaba en que si su compadre, antes de tomar una decisión consultaba a los mandos castrenses sobre quien debía el secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, seguramente él sería elegido, dado que en el año 2019, quien fue el comandante de la 30 zona militar, ya conocía la información del Centro Regional de Inteligencia de la Sedena, y vetaría a Hernán para que fuera jefe de la policía, por eso una vez que fue nombrado secretario de Seguridad y Protección Ciudadana de Tabasco, durante la primera mañanera que el entonces presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, realizó en la instalaciones de la 30 zona militar, Hernán Bermúdez fue vetado, se le impidió el acceso a las instalaciones castrenses, lo que pasó inadvertido para los medios de comunicación, y este veto se mantuvo hasta que el comandante fue cambiado de plaza.
Con todos los antecedentes anteriores, es claro que el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República, Adán Augusto López Hernández, miente en forma deliberada, es un político que tiene escrúpulos para mentir, pues para evadir su responsabilidad declaró a los medios de comunicación que no conocía o no tenía antecedentes de la conducta delictiva de Hernán y que si durante su mandato como gobernador hubiera tenido información detectado, lo hubiese cesado, pero en realidad está mintiendo porque fue informado por el comandante de la 30 zona sobre la investigación realizada y aun así, decidió nombrarlo como secretario.
Si el extinto Jaime Echeverría, que no tenía ningún cargo público, salvo sus amistades castrenses, conoció de esa investigación en contra de Bermúdez, es lógico suponer que el gobernador Adán Augusto ya lo sabía, pero como era integrante de la mafia de notarios, decidió nombrarlo secretario en su gabinete, con los trágicos acontecimientos que ahora se conocen públicamente y que tiene contra la pared al presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado de la República, al que algunos de sus compañeros senadores comienzan a exigir que renuncie a la coordinación, mientras que la oposición, no solo pide su renuncia como presidente de la Junta, sino que solicite licencia a su cargo para que sea investigado, y en caso de salir absuelto pueda regresar a su escaño. El baño de sangre que ha regado el grupo delincuencial La Barredora por todo el estado, no se concibe sin la complicidad de la mafia de notarios, que desde 1992 formaron parte del gobierno de Manuel Gurría Ordóñez, en diferentes cargos de ese gabinete y que al concluir, ese trienio, porque Gurría relevó en el cargo de gobernador al extinto Salvador Neme, quien renunció al cargo presionado por el entonces presidente de la República, Carlos Salinas de Gortari, todos se beneficiaron con notarias, Enrique Priego, Jaime Lastra, Emilio Contreras, el Chujo, Guillermo Narváez Osorio (recibió el pago a su traición a Neme), Angel Mario Martínez Balcázar y párele de contar.
Este grupo mafioso de notarios ha trabajado en diversas administraciones estatales, y entre ellos se han apuntalado no solamente para lograr cargos públicos, sino también para hacer negocios, por lo que nadie puede pecar de ingenuo, que no sabían nada de lo que hacía uno de los suyos, cuando todos actuaban en plena complicidad.
Se puede decir, sin temor a equivocaciones, que dos de los impulsores de Requena y que lo mantuvieron en el grupo de notarios, pese a no ser fedatario público, lo fueron Enrique Priego y Jaime Humberto Lastra, Bastar, por eso es que estos por omisión en caso de no saber nada, pero si saben, son corresponsables del baño de sangre que se sigue viviendo en la entidad por parte del grupo delictivo La Barredora, que ahora se sabe claramente que fue conformado por el ahora prófugo de la justicia, Hernán Bermúdez, que utilizó dinero oficial para que inicialmente operara este grupo delictivo, y que ahora este gobierno trata de parar, trata de frenar con la detención de importantes miembros de esta cofradía delictiva, como el licenciado Tomasín, que ya está preso, y era el que movía el dinero sucio para lavarlo, involucrando a empresarios, transportistas, notarios y gasolineros, o como el recién detenido en Guadalajara, Ulises Pinto Madera que conformó todo el grupo y se mantuvo a la cabeza hasta que el 22 de diciembre de 2023, se partieron en dos y comenzaron a matarse unos a otros.
En 1992, justo a los tres meses del gobierno de Manuel Gurría, Juan José Rodríguez Prats, quien había mantenido una actitud rijosa y de confrontación como secretario de Gobierno, se vio obligado a renunciar y en su lugar fue designado Enrique Priego Oropeza que era el procurador de justicia, cargo al que su vez fue nombrado Jaime Humberto Lastra Bastar, mientras que Hernán fue nombrado director de la policía estatal.
Puede decirse que el origen de La Barredora, no fue incubado por la hermandad de seguridad pública, son dos hechos distintos y con personajes que no se llevaban entre sí, pues una vez que el gobierno de Andrés Granier encarceló a las principales cabezas principales y los trasladó al penal de Puente Grande, Jalisco, ese grupo se extinguió. Por cierto, hay quienes sin mayores datos escriben de la hermandad, y creen que sus cabezas siguen en la cárcel, cuando en realidad a los cuatro años de permanecer recluidos, fueron dejados en libertad absoluta por falta de pruebas, es decir fueron exonerados, por lo que inmediatamente interpusieron demandas laborales en contra de esa secretaria, para que les paguen sus salarios caídos y años de servicio, pues al ser declarados inocentes, tienen derecho a reclamar sus indemnizaciones.
Pero retomando este asunto, la historia no hay que olvidarla, hay que darle nuevamente difusión para que las nuevas generaciones sepan a que atenerse, se puede decir que los antecedentes de La Barredora se dio en el gobierno de Manuel Gurría, justo cuando Jaime Humberto Lastra Bastar, prominente priistas y ahora diputado federal por Morena, fue nombrado procurador de justicia de Tabasco.
Jaime Lastra, trajo a la entidad como director de la Policía Judicial, la responsable de perseguir todos los ilícitos, a Jaime Martín Arjona, un desconocido para los tabasqueños, pero super conocido por el ahora legislador federal.
Jaime Martín Arjona que hace unos años fue ejecutado en la ciudad de México, trajo a un grupo de sujetos, quienes con charolas de judiciales, prácticamente conformaron un grupo delictivo, que se dedicó a secuestrar, a robar bancos, a saltar casas-habitación, al robo de vehículos, al grado que las estadísticas antes tranquilas se dispararon causando entre la población y el propio gobierno.
En algunos medios de comunicación comenzaron a denunciar que el grupo de chilangos que había traído Jaime Martín Arjona, en vez de proteger a la ciudadanía como verdaderos delincuentes con charola, se dedicaron a delinquir, a extorsionar a empresarios de que serían secuestrados y no aportaban cierta cantidad económica, hasta que este grupo cometió un grave error que propició se replegaran, no que fueran cuestionados.
En un bacanal que se realizó en una quinta que rentaba el director de la Policía Judicial, Jaime Martín Arjona, justo donde ahora se ubica plaza Las Américas, donde corrió el licor y las drogas a granel se cometió un asesinato; Arjona pasado de drogas y por los celos le pegó un balazo en la cabeza a una de las jóvenes, de las que acostumbraban a llevar a esa quinta los fines de semana, donde hacían sus orgías.
Algunos medios de comunicación en su nota roja publicaron el asesinato culpando al director de la Policía Judicial, desde comunicación social de gobierno se pidió cambiar la información, noi había sido un asesinato, sino que se ahogó en la alberca, aun cuando ahí estaba en charco de sangre.
Al igual de cómo se conformó el grupo delictivo en la Policía Judicial, un grupo de chilangos que con charola oficial fueron verdaderos delincuentes, que se fueron impunes de Tabasco, sin recibir castigo, así, bajo ese mismo esquema se creó La Barredora en la secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, ya había escuela de por medio y lo conoció muy bien Hernán, pues estando en el trienio de Gurria como director de esa policía, no actuó para detener a los judiciales que delinquían porque formaban parte del mismo grupo político, el grupo de notarios, que encabezó Enrique Priego y que le traspasó la estafeta a Adán en cuanto se convirtió en gobernador, y los principales actores, Enrique Priego y Jaime Humberto Lastra cómplices por omisión de lo que hizo Hernán.
En cuanto a los otros muertos de Adán, no solamente son lo que masacró La Barredora, sino que también en su conciencia, si es que la tiene, lleva la muerte de su compadre Jaime Echeverría Gómez, quien habiendo logrado su nombramiento como delegado de Gobernación en Campeche, antes de cumplir una semana fue depuesto por su compadre Adán Augusto López para colocar en ese cargo a un ex-diputado local que se le tiraba al suelo como tapete. Jaime murió de decepción al sentirse traicionado por Adán, por quien daba la vida y lo defendía si alguien en su presencia hablaba mal del entonces gobernador.
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