Satanizado hasta más no poder y señalado
con índice de fuego como uno de los principales responsables de no haber
revisado con lupa la cuenta pública del Poder Ejecutivo durante el mandato de
Andrés Granier, propiciando con ello la enorme corrupción, ahora denunciado por el Gobierno de la
Alternancia que encabeza Arturo Núñez, el titular del Organo Superior de
Fiscalización (OSF), Francisco Rullán Silva, es probable que esté valorando si
permanece o se va de dicha dependencia, ante las circunstancias políticas que
no les son propicias, pero en el Congreso no se observa que se esté realizando
un trabajo de filigrana política para retirarlo, ya que incluso el presidente
de la Junta de Coordinación Política, Rafael Abner Balboa como todo un
bravucón, solamente advierte que se va,
por las buenas o por las malas, pero por las malas se topará con la ley.
Hasta para cazar un animal salvaje, los
propios cazadores toman todas las providencias o precauciones necesarias para
no resultar lesionados, tomando en consideración que por su misma caracteriza,
ese animal salvaje arrinconado o
acorralado, luchando por su sobrevivencia, los intentará embestir, de tal
manera que tienen que cerrar todas las
salidas posibles para capturarlo, de tal forma que nadie, pero nadie salga
lastimado, pero esto en contraposición a lo que pasa en el Organo Superior de
Fiscalización, pareciera que todos quieren ver sangre, nadie cuida las formas
para que el fiscal pueda irse, y dejarles el camino libre para nombrar a quien
el Congreso determine, porque mientras él no decida renunciar voluntariamente
al cargo, los propios diputados podrán decir o hacer lo que quieran, incluso
pueden intentar “correrlo” pero violentarían la ley, pero además algo más
delicado, mientras el gobernador Núñez ha externado públicamente que no tiene
injerencia en inducir, delinear o dar luces para que llegue un fiscal a modo al
Organo Superior de Fiscalización, hay una tribu, grupo o facción dentro del
Partido de la Revolución Democrática que ya se siente dueño de esa dependencia,
lo cual sería igual a lo mismo, porque el grupo focilista que es el que
pretende este cargo, busca con ello, tener en un puño a los tres poderes del
estado, como a los mismos ayuntamientos.
Si bien es cierto que Francisco Rullán
Silva, entiende que su permanencia en el Organo Superior de Fiscalización es
incómoda para la mayoría parlamentaria integrada por los legisladores de la
llamada izquierda que conforman el Congreso local, que lo acusan, una y otra
vez de ser el mayor responsable del terrible saqueo económico que sufrió el
estado a manos de muchos ex-funcionarios
granieristas, también sabe, que la ley está a su favor, que pese a lo que digan
los legisladores y el mismo presidente de la Junta de Coordinación Política,
Rafael Abner Balboa, de que es capaz de reformar la ley para echarlo del cargo
mostrando su supina ignorancia pues una ley es retroactiva, si no presenta su
renuncia voluntariamente, es difícil que sea echado del cargo, en el cual
permanecería hasta el 2016 si la memoria no me falle, de tal suerte que se
necesita de un gran trabajo de operación política para concertar con el mismo
Rullán su salida del Organo Superior de Fiscalización, que ya es peleado con
todos los dientes por los legisladores integrantes del grupo político que
comanda el legislador federal, Juan Manuel Fócil Pérez, a cuya cabeza en el
Congreso local se encuentra la legisladora Casilda Ruiz Agustín.
En caso de que Rullán Silva decida
renunciar al cargo, porque la legislación vigente fue hecha a modo para que no
pueda ser removido, salvo que renuncie voluntariamente, la lucha al interior del Congreso local por el
OSF se recrudecerá entre las mismas facciones que integran la fracción
parlamentaria del PRD; los focilistas intentando quedarse con ese organismo,
aduciendo que el grupo de los López Hernández, representada por la legisladora
local Rosalinda López, ya lograron una posición en el gobierno estatal como es
la Contraloría, y que como ellos no les dieron ninguna posición
gubernamental, es justo que les
corresponda el Organo Superior de Fiscalización, con lo cual sería más de lo mismo, ya que ese
grupo político controlaría todas las cuentas públicas, lo cual no se debe de
permitir.
La misma fracción parlamentaria del PRD
en el Congreso local, debe ser congruente entre lo que antes decía y lo que
ahora debe hacer, de tal manera que ahora que tiene las facilidades para
promover una consulta ciudadana para que entre los profesionistas honestos
salga el nombre del posible titular del OSF, lo deben de proponer y promover, porque solo en una
consulta se puede evitar que facciones, grupos o camarillas pueda quedarse con
ese fabuloso botín, que ahora todos quieren.
OJITOS
Pero mientras todos satanizan y quieren
quemar en leña verde al titular del Organo Superior de Fiscalización, Francisco
Rullán Silva, sin dejar de lado su responsabilidad en la fiscalización de los recursos
económicos de la cuenta pública del gobierno granierista que llevó a la quiebra al estado porque se
robaron el dinero, los legisladores y el mismo gobierno estatal han pasado por
alto la figura de un siniestro personaje, del verdadero negociador, del hombre
que ha venido entarifando a los alcaldes para maquillarles sus cuentas públicas
y no salgan lastimados durante la misma revisión.
El contador
Carlos Ramón Castro es el siniestro personaje que siendo el “filtro” en
la revisión de las cuentas públicas de los tres poderes del estado, se ha
enriquecido a más no poder, de tal manera que si los legisladores deciden
realizar una investigación exhaustiva en torno a este personaje se llevaran la
sorpresa de su vida, porque lo que ha ganado durante más de 15 años que ha
estado incrustado en ese organismo, no concuerda con todas sus propiedades y
ritmo de vida.
Carlos Ramón Castro, entró a laborar en la desaparecida Contaduría
Mayor de Hacienda del Congreso local, siendo su mayor auge económico durante el
periodo en que fungió como presidente de la Gran Comisión del Congreso local,
Pedro Jiménez León, tiempo en que estuvo en el segundo puesto de importancia a
lado del extinto Contador Mayor de Hacienda, Rodolfo Osorio Salazar, el Pollo, también con el contador Mondragón
había ocupado el mismo cargo.
Por extrañas circunstancias en el 2002
cuando se reformó la ley y desapareció la Contaduría Mayor de Hacienda para dar
paso al Organo Superior de Fiscalización para darle mayor autonomía en la
revisión de las cuentas públicas, el contador Carlos Ramón Castro se volvió a
colar a ese organismo, teniendo a su disposición, precisamente la revisión de
las cuentas públicas de los tres poderes del estado y de los 17
ayuntamientos, por lo que conociendo
todos los recovecos de la ley y la forma de cuadrar las cuentas públicas les
puso una tarifa a todos los alcaldes, agarró por parejo a priistas, panistas y
perredistas, con una igual mensual que en muchos casos, de acuerdo a las
circunstancias o lo enredado para maquillar las cuentas públicas y del tamaño
del municipio, llegó a oscilar en los 500 mil pesos mensuales que resultaba una
bicoca para el alcalde o para su director de finanzas, tomando en consideración
que los estaban ayudando a “cuadrar” las cuentas para ocultar los desvíos
económicos
Por ejemplo, los municipios de Cárdenas,
Comalcalco, Centro y Macuspana, fueron entarifados por el contador Carlos Ramón
Castro entre los 400 y 500 mil pesos mensuales, mientras municipios pequeños
como Jonuta, Tacotalpa o Jalpa de Méndez oscilaban entre los 50 y 100 mil pesos
mensuales.
Así las cosas, los diputados solo acusan
al titular del OSF de haberse confabulado con el anterior gobierno granierista
para permitirles que saquearan el estado, pues nunca vio lo que estaba pasando,
pero nada dicen, nada saben respecto al contador Carlos Ramón Castro que es su
subordinado de Rullán y era el cobrador de la mafia, el entarifador de
alcaldes.
Si renuncia Rullán al cargo, como ya se
viene especulando, tendrá que haber limpia total, porque llegue quien llegue,
sin el contador y su gente sigue ahí, nada cambiará la corrupción en el OSF
seguirá en forma galopante.
VISORCITO
Rafael Moisés Nadal Juárez fue detenido
el pasado fin de semana por elementos de
la policía intermunicipal de la ciudad de Coatzacoalcos, Veracruz, presuntamente
por ser cómplice de una banda de atracadores tabasqueños que operaba en algunos
municipios del vecino estado jarocho.
Nada tendría esto de malo, sería un
tabasqueño más en la estadística de detenciones en otros estados del país que
se dedican a actividades ilícitas, pero resulta que este es sobrino de Everardo
Nadal Villafuerte, funcionario de primer
nivel del alcalde Humberto de los Santos
Bertruy.
El detenido, quien tiene su domicilio en
la calle Tabasco número 124 de la colonia Águila de la capital tabasqueña, viajaba
en un auto Corsa, color rojo con placas de circulación WPC 6633, propiedad de
Carlos Castro Islas, quien tiene su domicilio en el kilómetro 10 de la
carretera Vhsa-Frontera a la altura de la colonia Constitución, ambos
asegurados por la policía intermunicipal del puerto de Coatzacoalcos.
En el trienio del polémico alcalde de
Centro, Evaristo Hernández Cruz, Everardo Nadal Villafuerte fue cesado de sus
funciones por presuntos malos manejos en el erario público, aunque oficialmente
se dijo que salió por problemas de salud, lo cierto es que Everardo Nadal
realizó un “paguito” de más por varios millones de pesos a unos prestadores de
servicio, recursos que el ayuntamiento jamás pudo recuperar, por ese motivo a
Evaristo no le tembló la mano para prescindir de los servicios del inepto
funcionario, que hoy repite en el cargo y según fuentes confiables ya opera con
el hermano incómodo del alcalde Humberto de los Santos Bertruy, Ismael, el
nuevo Amilcar Salas del municipio de Centro, quien es el encargado de cobrar el
diezmo a la mano a proveedores y prestadores de servicio.
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