La lucha política emprendida en los años 60´s y 70´s por luchadores sociales, sobre todo de izquierda para democratizar la vida política del país, que tuvo como parteaguas la elección constitucional de 1988 donde Cuauhtémoc Cárdenas fue despojado de la presidencia de la República, el cual sirvió más adelante para que el gobierno se desprendiera de la función de gran elector, dando paso a la creación de un órgano electoral autónomo e independiente, está a punto de la regresión con la nueva reforma electoral que el presidente de la República, envió al Congreso de la Unión.
Después de las elecciones constitucionales de 1988 donde el ingeniero Cárdenas fue despojado de su triunfo electoral como candidato presidencial para entronizar en el poder a Carlos Salinas de Gortari, dado que el gobierno federal manejaba el órgano electoral desde la Secretaría de Gobernación, cuyo titular era Manuel Bartlett, a quien se acusa de haber tumbado el sistema para beneficiar a Salinas, se puede decir que inició el parteaguas para el cambio democrático en el país, dado que posteriormente el mismo gobierno priista ante la presión que ejercían los partidos opositores, decidió que debía haber una trasformación, con la creación de un organismo electoral independiente, que diera certeza, legalidad, transparencia, e imparcialidad a las elecciones constitucionales por lo cual se creó el Instituto Federal Electoral, cuyo primer titular fue Arturo Núñez Jiménez.
Posteriormente vinieron otras modificaciones a la ley electoral que dio paso al cambio de nombre, de Instituto Federal Electoral (IFE) a Instituto Nacional Electoral (INE), cuyos consejeros son nombrados por la Cámara de Diputados previo consenso con todos los partidos que tienen representación en esa cámara, para que tuviera un balance de imparcialidad, y de manera equitativa participaran todos los partidos políticos para que sus candidatos a los diferentes cargos de elección popular que obtuvieran la mayoría de votos fueran ungidos como los ganadores de la jornada electoral.
Bajo esa premisa el Instituto Nacional Electoral ha venido realizado decenas de elecciones en el ámbito federal para presidente de la República, Senadores y Diputados Federales y en lo estatal regula a los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLES) encargados de las elecciones de gobernador, Diputados Locales, Presidentes Municipales y Regidores, nombrando a los consejeros electorales estatales y procurando el respeto a todo el marco local, y es bajo la conducción del Instituto Nacional Electoral que actúa como árbitro de las contiendas, como la correlación de fuerzas políticas fue cambiando, pues se ha evitado en la medida de lo posible que se cometa fraude electoral, que se entronicen recursos económicos de dudosa procedencia, incluyendo la del narcotráfico, y regulando que todos los candidatos no se excedan en los gastos de campañas, aunque siempre fluye el dinero bajo el agua, y bajo esa actuación imparcial se realizó las elecciones constitucionales de 2018 donde Andrés Manuel López Obrador bajo las siglas de Morena ganó y se convirtió en presidente de la República, ganando también la mayoría de escaños en el Congreso de la Unión, y su función electoral le ha servido para ganar reconocimientos a nivel internacional al realizar elecciones donde los resultados no han dejado lugar a dudas de quienes son los ganadores, y en este caso es el partido Morena el que ha ganado más de 20 gubernaturas, Presidencias Municipales y Diputaciones Locales bajo la conducción de los OPLES y ningún partido, salvo las impugnaciones normales que se realizan ante los tribunales electorales han protestado porque les cometieron fraude electoral, lo que ha convertido al INE en un organismo confiable, garante de que no se cometan fraudes electorales.
Pese a todos los resultados que ha favorecido al Partido Movimiento de Regeneración Nacional, en forma falaz, justo cuando se tiene enfrente el desarrollo de los procesos electorales para elegir gobernador en dos estados en 2023 y la elección del presidente de la República en 2024, al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, habiendo otras cosas más importantes por atender, se le ocurrió enviar a la Cámara de Diputados una iniciativa de ley para modificar, trasformar o desaparecer al INE.
Bajo el viejo argumento de que hay que acabar con los fraudes electorales, con los salarios onerosos de los consejeros electorales nacionales, de que no es un organismos confiable, y de que se gasta mucho dinero en el sostenimiento del organismo electoral y la realización de los procesos electorales, que según él, son los más caros son de los caros del mundo, por lo que se requiere hacer hacer ahorros sustanciales, aplicar la austeridad republicana hay que entrar a la el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, pretende volver al pasado, regresar a las viejas prácticas del viejo régimen de los años 70´s que encabezó Luis Echeverría, donde cualquier candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) que fuera postulado a un cargo de elección popular ganaba las elecciones porque no tenía opositores enfrente pues les hacían trampas de todo tipo, ya que el gobierno controlaba todo, hasta el organismo electoral que obviamente actuaba en función del mismo gobierno, lo que llevó al propio Andrés Manuel como líder opositor a manifestar muchas veces en la plaza pública que si el PRI postulaba a una vaca no le quedaba dudas de que esa vaca ganaría la elección, por lo al pretender regresar al pasado, el viejo tricolor encarnado en Morena el partido de Estado que al postular a una vaca, al tener el control total del organismo, pues obviamente ganaría sin ningún problema.
Bajo esa burda manipulación publicitaria, de ahorrar dinero para apoyar a los más necesitados, que en México se realiza la elección más cara del mundo, de que no debe haber consejeros ricos con pueblo pobre, de que es insultante los salarios de los consejeros electorales por lo que también hay que reducirlos, no solamente salarialmente, sino en número pues de once pasaría a siete con su reforma, porque son muchos, también hay que desaparecer a los OPLES y los tribunales electorales en donde se invierte demasiado dinero, que hay que reducir el número de diputados federales que ahora existe, como también el número de Senadores, con lo que prácticamente pretende desaparecer al INE para crear otro organismo Ad Doc en donde el gobierno tenga el control total y así asegurar, sin temor o nerviosismo que los candidatos de Morena sean los únicos triunfadores en cualquier proceso electoral.
No es que el organismo electoral sea deficiente, actúe por consigna en forma parcial para que un determinado partido con sus candidatos gane y los demás pierdan, o propicie que se cometa fraude electoral para perjudicar a Morena porque con las últimas elecciones se demuestra que es un organismo electoral confiable, no son los altos salarios que están devengando los consejeros electorales o de que se invierta mucho dinero en las elecciones lo que tiene molesto e iracundo al presidente de la República, no es eso; lo que tiene enfadado, muy incómodo a Andrés Manuel López Obrador es que el INE como organismo autónomo e independiente no se ha sometido al poder que él ejerce en forma arbitraria, no ha podido doblegar a los consejeros electorales a cómo ya lo hizo con la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuyos magistrados yacen arrodillados ante el poder presidencial, sin hacer valer su autonomía como Poder Judicial, o como está el Congreso de la Unión-las dos cámaras- en donde tiene a legisladores vasallos, lacayos y serviles que le aprueban todas sus iniciativas, sin hacerle un solo cambio, donde todos caminan al son que les toca desde el púlpito presidencial, porque también están arrodillados por voluntad propia, dejando de ejercer el contrapeso político que como diputados o Senadores deberían de utilizar para evitar el exceso presidencial.
El acoso a los consejeros del INE, es porque estos en función del trabajo que realizan han acotado en sus excesos al presidente de la República que se ha entronizado en elecciones estatales, entre otros casos del orden electoral, como también han acotado a los gobernadores y funcionarios públicos de la Cuarta Transformación, que debiendo respetar las leyes electorales lo han violentado en infinidad de veces, y como el Instituto Nacional Electoral y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, con plena autonomía ejercen el derecho electoral y han frenado los excesos, se han convertido en enemigos del propio inquilino de Palacio Nacional y esa es una de las razones de peso por lo que pretende desaparecerlos por medio de su reforma electoral.
Pero también hay otras razones de más peso por lo que quiere el presidente de la República desaparecer al organismo electoral, a estas alturas a pesar de su popularidad AMLO ya sabe que no cuenta con el apoyo de muchos ciudadanos que sufragaron por él en 2018 porque ya se desencantaron, ya perdieron la esperanza de un México mejor con sus políticas erráticas, y que esto podría propiciar la debacle de su partido y con ello se trunque y no se prosiga con otro gobierno de la Cuarta Transformación, además, dado que sus corcholatas no han cuidado las formas con sus campañas encubiertas que realizan por el país, al nominar con su dedito a cualquier de ellos como su candidato presidencial, sabe que el INE los puede bajar, por esa campaña fuera de tiempo y esto le de cierta ventaja a algún candidato opositor, por lo que como el chanchamito, quiere amarrar arriba y abajo para que el candidato designado, gane porque gane la contienda presidencial.
A pesar de que el gobierno de Morena niega sistemáticamente de que se trate de una regresión al pasado, de que no están desapareciendo al organismo electoral sino solamente lo están transformando para evitar fraudes electorales como para ahorrar recursos económicos, aun cuando en los últimos años el INE ha realizado las elecciones constitucionales y nadie se queja de que se cometió fraude electoral y han aceptado los resultados donde por cierto Morena ha ganado más de veinte gobiernos estatales, eso no basta para el partido en el poder, pues en el fondo lo que realmente quiere AMLO, es tener el control total de las elecciones en el país antes de 2024, para poder asegurar la permanencia de Morena en la presidencia de la República para darle continuidad a la llamada Cuarta Transformación que en realidad se trata de una Transformación de Cuarta, donde sigue creciendo el número de pobres, en donde el rico se está volviendo el más rico, en donde se simula el combate a la corrupción, pero en realidad se encubre pues se ha dado una patente de corzo a muchos funcionarios lambiscones, zalameros, aduladores, para que puedan delinquir, para que sigan con la corrupción, haciendo negocios sucios, sabiendo con conocimiento de causa, que no serán encarcelados, porque ni modo que el presidente acepte que en su gobierno sigue la corrupción cuando en algunas mañaneras ha alzado su pañuelito blanco en señal de que la corrupción ya se desterró de su gobierno, pero que va, eso no es cierto pues todo es simulación.
Nada más un dato estimado lector de que la iniciativa de reforma electoral propuesta por AMLO, que fue confeccionada por Pablo Gómez y Horacio Duarte, dos políticos que se formaron en partidos de izquierda, es regresiva al pasado. El presidente propone que sean los tres poderes del país, el Legislativo, Judicial y Ejecutivo, quienes propongan sus listas de candidatos a consejeros electorales, los cuales deben votados por el pueblo bueno y sabio para que los que logren obtener la mayoría de votos se conviertan en consejeros, más sin embargo, el hecho de ver arrodillados al Poder Judicial y el Poder Legislativo ante el Ejecutivo, se puede deducir cómo será la jugada, y que los consejeros que sean electos por esa vía sean unos serviles al presidente de la República y con ello garantizar la permanencia de Morena en el poder.
Por eso cobra importancia el llamado que diferentes actores de la sociedad civil están realizando a los ciudadanos del país para que este domingo 13 de noviembre salgan a marchar en defensa del INE, exigiendo a Andrés Manuel López frene su iniciativa de reforma que es regresiva para la vida democrática de México. Es increíble como un presidente de la República que se dice de izquierda y que durante sus años de opositor defendió la democracia, ahora esté convertido en el más antidemocrático. Si viviera Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, entre otros que fueron verdaderos políticos de izquierda que lucharon para instaurar la democracia en el país, serían los primeros en salir a protestar y fustigarían acremente a Pablo Gómez y Horacio Duarte que se formaron con ellos, que transformados por el poder que no pretenden soltar, ahora estén convertidos en los promotores de la antidemocracia, soñando con regresar al pasado.
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