jueves, 27 de agosto de 2015

LA FOBIA DE DETRACTORES




El combate a la delincuencia en todas sus modalidades trae sus implicaciones, son tantos los robos, secuestros, asaltos a mano armada a diversos comercios y ciudadanos que ante la ola de inseguridad que se registra en todo el país, la población  en general ha elevado su exigencia al Estado Mexicano para que cumpla con esa alta responsabilidad de brindarles seguridad en su conjunto, combatiendo a esas lacras sociales que se han ido por el dinero fácil, causando daños irreparables y enlutando a cientos de familiares.
Dentro de este concierto de inseguridad nacional no se escapa el estado de Tabasco, a donde han llegado a asentar sus reales células delictivas que han sido combatidos en otras entidades de la República Mexicana, a la cual se le han sumado o “trabajan” por su cuenta células criollas que han sembrado el terror y el llanto en decenas de familias pues pese a que se les paga el rescate o derecho de piso, han ejecutado a sus víctimas como una forma vil y grotesca para que no sean identificados.
Precisamente la delincuencia de alto nivel se prohijó en el gobierno priista de Manuel Andrade Díaz, quien vio y dejó pasar, para que siguiera creciendo y ya en el gobierno de Andrés Granier se desbordó cuando quisieron ejecutar al entonces director de la policía estatal, el general retirado Francisco Fernández Solís y a raíz de la aprehensión de una célula de presuntos “gatilleros” y para “dorarnos la píldora” de que se trabajaba en serio en el combate a esa delincuencia, se aprehendió a policías en activos a quienes denominaron “La Hermandad”, quienes años más tarde lograron su libertad absoluta por falta de pruebas y algunos de ellos que demandaron su reinstalación por su ilegal aprehensión están en vías de que le resuelva su situación laboral.
Precisamente al agudizarse el problema delincuencial en la entidad en los primeros meses de este año,  no solo en la capital del estado, sino en todos los municipios y ante la evidente incapacidad de los cuerpos policiacos por controlar este flagelo social, en diversas  colonias se pusieron pancartas con la leyenda de que delincuente  que fuera apañado será colgado o ajusticiado por propia mano, provocando de hecho, la salida de la secretaría de Seguridad Pública del estado del general Audomaro Martínez Zapata que solo veía “percepciones”, ya que el clamor de la población era en el sentido de que como militar no había sido capaz de articular estrategias policías para el combate a la delincuencia que hacía de las suyas todos los días y a todas horas.
El gobernador del estado, Arturo Núñez Jiménez que es un hombre sensible a los reclamos ciudadanos no cerró los ojos a la realidad y reconoció el incremento de la delincuencia para lo cual, después de haber presentado el general Audomaro Martínez Zapata su renuncia al cargo, invitó al también general Sergio Ricardo Martínez Luis, para que se hiciera cargo de la secretaría de Seguridad Pública, quien días después en una reunión de gabinete del equipo de seguridad, delineó sus estrategias a seguir para el combate a la delincuencia en todas sus modalidades y pidió a la ciudadanía,  que exigía a gritos, que pedía mayor vigilancia para el combate a la delincuencia, que le tuvieran calma y tantita paciencia para avanzar en ese combate.
Pronto se vio el cambio, pronto se vieron los patrullajes por distintos rumbos de la ciudad capital y sus poblaciones más cercanas, en centros comerciales y en parques públicos ya se vio la presencia policiaca y una mejor articulación entre esos cuerpos policiacos, lo que dio un medio respiro a la propia población, aunque el mismo general Sergio Ricardo reconocería que combatir a la delincuencia, para restablecer la seguridad no sería tarea fácil pues también se requería de la participación de la propia sociedad.
Quedaba muy claro, que la exigencia de la sociedad en todos sus estratos sociales hacia el gobierno estatal, era y es el combate frontal a la delincuencia organizada y común, y que  ya era una necesidad que se tenía que  atender en forma prioritaria para restablecer la tranquilidad en la capital del estado y en los municipios de mayor incidencia delictiva, y a eso se avocaron los diferentes cuerpos policiacos para dar resultados en el corto tiempo.
A la sana intención de la sociedad en exigir una mayor vigilancia policiaca a las autoridades estatales se sumaron los grupos detractores de este gobierno, esos que en todo gobierno,  de la división buscan o han sacado raja política y económica, cuestionando la “incapacidad” de las autoridades de seguridad y procuración de justicia para restablecer el orden y meter a la cárcel a todos los delincuentes que sean atrapados y que han causado daños irreparables a decenas de familias cuando han asesinado a mansalva a sus seres queridos.
El viernes14 de agosto de 2015 una banda delictiva persiguió, asalto y presuntamente intentó levantar a una persona que conducía un mercedes Benz quien alcanzó a meterse a una lavadora de autos en la colonia municipal de Villahermosa en donde fue alcanzado por los presuntos delincuentes.
Para desgracia de los ahora difuntos denominados “Los Almeida”, un agente de tránsito, al que balearon,  al darse cuenta dio la voz de alarma y rápidamente los cuerpos policiacos desataron  la persecución de estos sujetos, quienes se enfrentaron a balazos con estos elementos policiacos.
Abajo del paso a desnivel de la llamada Chichona que es el monumento a Sánchez Magallanes se registró un enfrentamiento en donde se dice que una de las mujeres que iban en el jetta rojo se bajó y le disparó a un elemento policiaco, quien cayó muerto, para darse a la fuga por la carretera internacional que conduce al municipio de Cárdenas, generándose otro enfrentamiento entre maleantes y policías, quienes supuestamente al estrellar su vehículo contra un árbol quedaron gravemente heridos y posteriormente fallecieron, comenzando más tarde en las redes sociales una serie de señalamientos al subirse varias fotografías en las que se aseguraba que los delincuentes fueron capturados vivos y que  posteriormente los policías los  ejecutados, versiones que posteriormente fue refutado por el propio secretario de Seguridad Pública, Sergio Ricardo Martínez Luis, quien en rueda de prensa fue dando los pormenores de cómo se inició la persecución, en qué condiciones se capturan a los conocidos como “Los Almeida”, y porque en vez de regresarse por la misma carretera  tuvieron que bordearla tomando otra vía para intentar llevarlos a un hospital, toda vez que por los trabajos de ampliación de esa vía de comunicación, para entrar a Villahermosa se forma un terrible embotellamiento en donde fácilmente cualquier automovilista  se tarda hasta una hora para entrar a la ciudad.
De acuerdo a la versión que ahora ya se conoce públicamente) el mismo día de los hechos (viernes 14 de agosto) el Fiscal General del Estado, Fernando Valenzuela Pernas, ordenó que se iniciarán dos averiguaciones previas, la primera, por los hechos propios de la balacera, desde donde inicia y donde termina con las respectivas bajas de cuatro delincuentes muertos y tres policías también asesinados a sangre fría por estos desalmados, y la segunda, para conocer de la presunta ejecución, luego de que en redes sociales se detonara con fuerza este delicado problema, en la cual se pidió la colaboración de la fiscalía de Campeche, que tiene el mejor sistema de balística, y de la Procuraduría General de la República con sus Servicios Periciales para trabajar en la mecánica de los hechos, para hacer trabajos de balística que permita determinar qué tipos de arma se utilizaron para dar muerte a los presuntos delincuentes, (que según su abuela, eran pescadores y campesinos), trayectoria de las balas, para saber a qué policías llamarán a declarar, incluso, de ser  necesario, al mismo secretario de Seguridad Pública que el día de los hechos se encontraba en la ciudad de Tenosique en donde acompañaba al gobernador Arturo Núñez en la inauguración de la feria del queso.
Ante los hechos de sangre, un buen sector de la población, por fin vio la reacción de la policía estatal de ponerse la camiseta y articularse para combatir a la delincuencia en todas sus modalidades, es obvio que pidieron que se realizara una investigación a fondo para deslindar responsabilidades ante los señalamientos de una posible ejecución de los presuntos delincuentes.
Sin embargo, otro grupo de la población  que le “disparan” o “tiran” a todo lo que sea gobierno o provenga de gobierno, iniciaron en redes sociales una campaña de desprestigio,  viralizando el asunto al afirmar  que los policías que persiguieron a los delincuentes los atraparon vivos y los ejecutaron, incluso mostrando supuestas fotos donde los capturan vivos y luego aparecen muertos, cuando apenas la investigación está en curso, es más, la misma Fiscalía del Estado y el propio gobernador del estado, Arturo Núñez han dejado en claro que la investigación irá a fondo y que si hubo excesos del cuerpo policiaco se aplicará la ley, jamás han escondido o pretendido esconder este asunto que efectivamente es sumamente delicado por lo que se tiene que esclarecer con precisión, aunque  también el grueso de la población, que no lo dice abiertamente, pero lo comenta en corto, ha  está a favor de que estos delincuentes ya no volverán a causar daño a ciudadanos indefensos que no solamente fueron asaltados o secuestrados, sino que posteriormente los asesinaron a mansalva, a sangre fría, porque solamente aquellos que han sufrido en carne propia un asalto con violencia en su persona o en su negocio para quitarles su dinero,  el robo de su vehículo, el secuestro de  algún familiar, la extorsión y hasta el cobro de piso y han sido victimados, son de la idea que les deben de “dar chicharron”, aplicando la ley de talión, pero es indudable que mientras existan leyes hasta el más sanguinario asesino o secuestrador tienen derecho a ser juzgado y defenderse.
Es increíble que los enemigos de Tabasco, incluso las comisiones de derechos humanos hayan actuado hasta de oficio en la muerte de estos presuntos delincuentes, a quienes quieren casi volver “héroes” con tal de golpear despiadadamente al gobierno tabasqueño, porque estos aún tienen derechos humanos, mientras grotescamente callan ante la muerte de los tres policías que en el cumplimiento de proteger a la sociedad, a esa que exige seguridad, paz y tranquilidad, no hayan alzado la voz para exigir justicia por la muerte de los uniformados que también tienen derechos humanos, que también son padres de familia, que dejaron en la orfandad a sus hijos, que también dejaron llenos de dolor a sus padres y esposas, no se vale, que en el afán de golpear a las instituciones públicas del estado las satanicen, las quieren ver de lo peor, porque con razón o sin razón, ejecutados o no, fueron perseguidos por los cuerpos policiacos a plena luz del día, después de cometer su fechoría y la sangre se calienta.
Ya se mostró en redes sociales, después de que la abuela de los presuntos delincuentes fue al noticiero de mayor audiencia, Telereportaje, a exigir justicia (porque supuestamente los asesinaron), las fotografías con el arsenal que estos  mismos presumían tener,  armas reglamentarias exclusivas del Ejército. Ojalá que esos “defensores” a ultranza de estos presuntos delincuentes que quisieran volverlos “héroes” con tal de intentar despedazar a las autoridades tabasqueñas, no lleguen a sufrir en carne propia, un secuestro, un asalto a mano armada donde pierdan un familiar porque van a llorar lágrimas de sangre. ¿Se vale despedazar a Tabasco?.
   

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