viernes, 27 de octubre de 2023

DEVASTACION E INCAPACIDAD

 

Durante las primeras horas del miércoles la poderosa fuerza del huracán Otis categoría cinco que azotó al puerto de Acapulco y otras comunidades de Guerrero, dejo completamente devastada, aislada e incomunicada la zona, desnudando  la incapacidad del gobierno federal, que no pudo, no entendió o no quiso alertar a tiempo a la población sobre la brutal fuerza de este fenómeno meteorológico para que estuvieran preparados, por lo que los agarró desprevenidos.

Las ráfagas de viento que provocó el huracán Otis que alcanzó una velocidad de hasta 330 kilómetros por hora, destrozó o destruyó en el puerto turístico de Acapulco todo lo que a su paso encontró, hoteles, restaurantes, condominios, comercios, y viviendas, carreteras, caminos, y la famosa autopista del sol que fue cortado en varios tramos, la incomunicación fue total, pues la telefonía se suspendió, no había redes sociales, ni ningún tipo de comunicación telefónica pues las torres de transmisión se cayeron, la energía eléctrica se suspendió a consecuencia de la caída de muchas de sus líneas, y con ello vino la suspensión de servicios como el agua, calculándose solamente en Acapulco cerca de un millón de personas afectadas, y en las poblaciones cercanas otras 400 mil, demostrando la incapacidad del gobierno federal por conducto de su organismo de Protección Civil para alertar a la población y a los turistas sobre la brutal fuerza que traía ese huracán, pues es indudable que ni ellos mismos tuvieron la capacidad de dimensionar  de fuerza de destrucción del huracán,  por lo a todos, lugareños y turistas, los tomó por sorpresa este fenómeno meteorológico que ha causado daños superiores que se calculan en más de cien mil millones de pesos y que rebasa la expectativa del gobierno federal para proporcionar ayuda pues la Secretaría de Hacienda informó que cuenta con 18 mil millones de pesos para ayuda, que sería una pírrica cantidad ante la dimensiones de los daños y estragos causados por Otis.

La falta de ayuda rápida con víveres, comida, y agua, que es vital en ese momento de desesperación de la población, pues hasta el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador,  que decidió viajar por tierra a esa zona de Guerrero, se tardó en llegar a Acapulco cerca de diez horas, al quedarse  varado el vehículo en el que viajaba junto con el secretario de la Marina y del Ejercito, que en vez de acompañar al Ejecutivo, ya debían estar en el lugar del desastre, provocó actos de rapiñas a diversos comercios que fueron saqueados pues de llevaron todo lo que a su paso encontraron, principalmente comestibles, dejando en evidencia que ni el mismo gobierno federal estaba preparado para actuar ante un fenómeno de esta naturaleza, es más, hasta se intuye que los responsables en el gobierno federal no dimensionaron que la capacidad devastadora del huracán Otis fuera superior a los del huracán “Paulina” en 1997 que dejó 147 muertos o de la tormenta tropical “Manuel” de 2013 que dejó decenas de fallecidos, pero esos dos fenómenos propiciaron intensas lluvias a diferencia de esta, que fue un viento devastador, con una velocidad de hasta 330 kilómetros por hora, convirtiéndose en un bólido que devastó todo a su capacidad, cuya magnitud hubiese sido menor si las autoridades federales responsables del monitoreo de estos fenómenos hubiese alertado a la población y a los turistas sobre la capacidad de destrucción de Otis.

Las crónicas periodísticas narran que Acapulco quedó totalmente devastado incomunicado por tierra, aire y por telefonía, que los ríos como Papagayo, Balsas, y Truchas se desbordaron, y que por el  cauce del primer afluente se veían estufa y refrigeradores que eran arrastrados, provenientes de casas que quedaron derribadas, también diversos cortes carreteros por deslaves por lo que el paso entre Acapulco y Chilpancingo quedó obstruido, y ni se diga de la autopista del Sol que presentó diversos cortes que impedían el paso al principal centro turístico de Guerrero.

Diversas localidades como Coyuca de Benitez y San Marcos en la costa de Guerrero, al igual que Juchitlán del Progreso en La Montaña y San Miguel Totolapan, en la sierra, también resultaron con graves afectaciones y se cree que hay más de 400 mil damnificados que sumados al millón de Acapulco, es considerado bastante. 

El impacto de Otis también provocó que las diversas aerolíneas cancelaran sus vuelos de salida y de llegada hacia ese puerto, mientras que las empresas camioneras también se vieron obligadas a suspender sus corridas; las clases se suspendieron en todos los niveles; el caos fue total en Acapulco ante la falta de energía eléctrica y la incomunicación de telefonía celular y redes sociales.

Hasta ayer oficialmente no había una cuantificación de daños provocados por el huracán Otis, que de tormenta tropical en doce horas se transformó en un potente huracán categoría cinco, debido a que diversas comunidades de Guerrero permanecen incomunicadas, al igual que Acapulco, ni se sabe el número exacto de muertos o desaparecidos, ni una cuantificación exacta de los daños a diversos inmuebles, por lo que tentativamente se dice, basados en fenómenos que se han presentado en otros países, que se necesitará cerca de cien mil millones de pesos para la reconstrucción de Acapulco, sus centros turísticos, hoteles, comercios, como de la población que  perdió todos sus enseres domésticos y hasta sus casas, pues la Secretaría de Hacienda ha dado a conocer que cuenta con 18 mil millones de pesos para atender la contingencia que se presentó en dicho puerto.

Ante este brutal fenómeno meteorológico, las dirigencias de los partidos opositores al gobierno, como otros líderes sociales aprovecharon el momento para fustigar acremente al presidente de la República, a quien acusaron de irresponsable por desaparecer el fideicomiso del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) que contaba con un fondo económico de 51 mil millones de pesos que se utilizó para la construcción del Tren Maya, y que era indispensable para atender en forma inmediata a la población damnificada por los fenómenos naturales, como el de Acapulco, por lo que el gobierno federal por conducto de Hacienda les refutó que no había fidecomiso, pero si un programa para atender ese tipo de problemas por lo que se cuenta con 18 mil millones de pesos que se aplicará en Guerrero.

El debate se pulso álgido pues la oposición aprovechó para incriminarle al presidente de la República, que es un acto criminal haber dispuesto de los 51 mil millones de pesos que tenía el Fonden de 33 mil millones de pesos para otros fines, dejando solo 18 mil millones en fondo,  por lo que no se podrá atender con eficacia y prontitud a la población de Guerrero que ha perdido todo, desde su ropa  hasta su casa a consecuencia del paso de huracán Otis, por lo que se humanismo que tanto cacarea a favor de la población, es una falacia, pues solo forma parte de su retórica política, pero que en 2024 pagarán las consecuencias de sus actos de atentar en contra de la población vulnerable.

El presidente de la República fue vapuleado en redes sociales por su actitud de intentar llegar por tierra a Acapulco para evaluar la situación, perdiendo cerca de diez horas en el camino, pues el Jeep en el que viajaba se quedó varado al quedarse enterrado en el lodo, cuando el Ejercito o la Marina pudo haber tendido un puente aéreo a otros aeropuertos como el de Zihuatanejo para trasladarlo en forma más rápida a ese puerto dado la emergencia que se vive, pero que su actitud, solo es el reflejo de su narcicismo que ha demostrado en sus mañaneras, donde en vez de abordar el problema que se vive en Guerrero, se dedicó a vanagloriarse de ser el presidente de la República más popular, con un alto porcentaje de aceptación, a costillas de la población de Guerrero, que está padeciendo y sufriendo por la falta de ayuda inmediata con víveres y despensas, lo que ha provocado actos de rapiña.

Si el gobierno federal a como lo hizo durante la pandemia de Covid-19 que decidió darle la espalda, no ayudar al pequeño y mediano comercio para que saliera a flote y no cerraran sus puertas para evitar el desempleo, utiliza la misma táctica o actitud en Acapulco, será mucho más difícil que el corto tiempo este puerto se pueda recuperar en el corto tiempo para seguir prestando el servicio turístico, de hecho hay hoteleros que han manifestado que Acapulco se llevará varios años para que recobre su actividad turística, y si el gobierno en vez de auxiliarlos se hace el occiso, se hace como que la virgen los habla, y no destina recursos económicos para la reconstrucción de esa zona turística  mucho más difícil será la recuperación.

Lo cierto de este gran problema que se vive en Acapulco, y en otras comunidades aledañas es que los agarraron desprevenidos, por la desidia, incapacidad o negligencia en el gobierno federal por conducto de Dirección Protección Civil que al no dimensionar el fenómeno meteorológico que se acercaba, no advirtió, no alertó a la población y a los turistas de que venía un potente huracán para que extremaran sus precauciones por lo que la devastación es inmensa, aunque en la que coinciden varios expertos, es que fue un fenómeno natural nunca antes visto, con tanta potencia y capacidad de destrucción que no se podía evitar que tocara ese puerto, pero si con las medidas de alerta hacia la población, les hubiera permitido  tomado otras medidas precautorias, para cuando menos, salvaguardar parte de su patrimonio, pero como a todos agarró desprevenidos el daño es mayor, y muchas familiares perdieron todo.

También la medida tomada por el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de que nadie puede meter manos en Acapulco, que ni las Asociaciones Civiles les será permitido prestar ayuda o prever de artículos de primera necesidad a la población, sino que solamente el Ejército y la Marina serán los conductos para esa ayuda, provocó que las dirigencias de los partidos políticos y líderes sociales como de organizaciones civiles se lanzaran en su contra, acusando de medrar políticamente con el sufrimiento de la población, pue en este momento de desastre, nadie debe de ser excluido para proporcionar ayuda, tomando en consideración que debido a la incomunicación ni se sabe con certeza que tantas comunidades están afectadas y que requieran ayuda de inmediato, con víveres, con comestibles, con agua, con despensas, y artículos para infantes, de allí que la actitud del presidente sea considerada de irracional, pues quiere medrar con la desgracia para conseguirle votos a su candidata presidencial, por lo que organizaciones civiles ya lo desafiaron que entraran a la zona a prestar ayuda, sin importarles que el gobierno federal los reprima, porque en este momento de dolor, todos, pero todos, deben de ayudar a la población guerrerense.

En cuanto al gobierno de Tabasco, ya ni hablar es bueno en cuanto a su mediocridad, en cuando a su gris actuación, en gobiernos anteriores, esos que dicen los de la Cuarta que eran corruptos,  la solidaridad para con otros estados del país cuando había una desgracia era inmediata, de sus propios recursos económicos, de sus propias partidas presupuestales, destinaban recursos para comprar víveres y despensas que enviaban  en tráiler a los lugares damnificados como un acto solidario y humano, conociendo la urgencia de ayudar con rapidez, sobre todo con comestibles, agua, leche, pañales, independientemente de montar centros de acopio para que la población acudiera a donar despensas para la ayuda de los caídos en desgracia. El gobernador florero ha anunciado que el DIF-Tabasco a cargo de su esposa, montará los centros de acopio para que la población done despensas para enviarlos a Guerrero para ayudar a los damnificados, ¿cuántos días o semanas les llevará recaudar toneladas de despensas, cuando la ayuda, es ahorita, es urgente?, así de solidario es este gobierno estatal. Como dicen en mi pueblo, “cuando el sacate crezca, el caballo se murió. Ahí se los dejo de tarea.


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