EL violento ataque que sufrió un maestro del plantel treinta y cinco del Colegio de Bachilleres de Tabasco a manos de un estudiante que le pegó varios martillazos que lo tienen delicado de salud, debe ser la última gota que haya derramado el vaso para que las autoridades educativas salgan del marasmo en que se encuentran y se pongan a trabajar para poner en práctica planes de prevención que ayuden a evitar diversos actos de violencia que se presentan en todos los diferentes niveles educativos.
Nuestra entidad al igual que otros estados del país no es ajeno a los actos de violencia que cometen los jóvenes estudiantes pues en estos cinco primeros meses del año, se ha dado a conocer públicamente diversos actos de violencia que se han presentado en diferentes planteles educativos del estado, donde lo mismo, alumnos que alumnas se han trenzado a golpes para dirimir sus diferencias, mientras sus compañeros en vez de persuadirlos para que se calmen, propician la violencia al alentarlos para que se trencen a golpes mientras graban la pelea para posteriormente subirlos a redes sociales, lo que demuestra que cada día va en aumento estos actos de violencia permisiva, mientras las autoridades educativas pregonando que los estudiantes tienen derechos humanos que no pueden ser violados, prefieren hacerse a un lado para no aplicar con mano firme los castigos a lo que se hacen acreedores los estudiantes que propician estos desmanes, que no tendría razón de ser si las autoridades tuvieran una posición firme y aplicaran las medidas disciplinarias.
Esa permisividad de la Secretaría de Educación de Tabasco que debería intervenir enérgicamente para aplicar los correctivos que sean necesarios, o para establecer las medidas preventivas necesarias, también ha provocado o fomentado que entre la población estudiantil se sigan incrementando los actos de violencia y que hasta se vaya viendo, esos hechos, como algo natural, como algo que no debe espantarnos, que desde luego es detestable desde cualquier punto de vista que se le quiera ver, porque precisamente la educación debe servir para fomentar valores entre los alumnos, deben servir para que no se comporten como animales que dirimen sus diferencias a golpes, como una horda de salvajes que sientan un precedente de quien es más fuerte, sino que por medio de la razón, el entendimiento y el diálogo deben dirimir sus desavenencias, deben conciliar para evitar que se llegue a la violencia verbal o física, pero todo indica que de la propia autoridad educativa existe una permisividad por aquello que se estaría violando los derechos del estudiante si se realiza o se implementa una revisión o su mochila para detectar que no llevan armas o estupefacientes, sino solamente sus útiles escolares, pero también como parte de la violencia estudiantil, hay maestros que aprovechándose de la situación, cometen actos de bajeza con las alumnas, como es el acoso sexual, la violación y hasta la fornicación forzada para asentar una calificación, que en muchos casos por temor o vergüenza la propia alumna decide callar y ni siquiera le cuenta a sus padres para evitar un escándalo, pero cuando se ha denunciado un hecho de esta naturaleza, la dependencia educativa en vez de aplicar mano dura se ha vuelto complaciente y opta por cambiar al mentor a otra escuela a donde llegara a hacer lo mismo, en vez de cesarlo de manera fulminante porque argumentan que tiene derechos sindicales, que tienen antigüedad, y en otros casos son encubiertos por los propios directores de la escuela donde se comete el delito, como también para protegerlos en vez de permitir que se les castigue, la propia dependencia les otorga un permiso o licencia para ausentarse un buen tiempo de sus labores o actividades, hasta que se calme el conflicto que de ninguna manera soluciona el delito cometido, porque ese mentor volverá a hacer de las suyas en cuanto se reintegre a sus actividades, por lo que el mal debe ser cortado de raíz, pero de fondo existe una permisividad de las propias autoridades educativas, a quienes en realidad no les interesa la educación, sino que están en el cargo por un acuerdo político con las autoridades gubernamentales del estado.
Si bien es cierto que los padres de familia son los responsables de la formación de la conducta de sus hijos y que estos llegan a la escuela a estudiar, a instruirse para ser personas de bien, no se puede soslayar o evadir que hay una relación compartida con las autoridades educativas en cuanto a la conducta del estudiante se refiere, precisamente para saber o estar pendiente del comportamiento de tienen en la escuela, para saber o conocer que materias aprobó, cual reprobó o en cuales tiene problemas y si algún maestro aprovechándose de su posición se está extralimitando, pero desafortunadamente la propia autoridad educativa como muchos padres han caído en la desidia, el desinterés, de centrar su atención en los estudiantes dizque para no violar sus derechos, vaya ni siquiera la operación mochila que podría servir para detectar si uno de ellos lleva armas, drogas o cualquier tipoi de enervantes se ha querido aplicar porque es una violación a la intimidad del estudiante, y es esa falta de interés, es esa comodidad en la que están sentados los directivos de las escuelas que siguen la directriz que les dictan desde la SETAB lo que ha provocado que se incrementen los hechos de violencia pues tanto alumnos como alumnas se han trenzado a golpes en una ruda pelea, mientras a su alrededor sus compañeros los alientan para que se den con todas sus ganas, hasta que sale un ganador, aunque tampoco se puede cerrar los ojos a que la violencia se ha propagado, se ha incrementado por la disolución social de los matrimonios que entran en conflicto, que se pelean a muerte, sin que esos padres entiendan que le causan un daño sicológico a sus hijos que posteriormente se verá reflejado en la conducta negativa que estos muestran en sus escuelas, porque la disolución social de diversos matrimonios les pega de lleno a los hijos y estos con esa carga de resentimiento familiar acuden a recibir sus clases, en donde solamente falta que alguno de sus compañeros, como cerillo a la pólvora, los aliente, los encienda, provocando que caiga en un acto de violencia contra otro compañero.
En fin, son una serie de complementos los que se juntan para propiciar que un alumno o una alumna explote dentro de una institución educativa o que fuera del plantel agreden a otro alumno, por lo que es urgente que la titular de la Secretaría de Educación de Tabasco, deje el discurso de saliva de que todo está bien, de que el sector educativo es un espejo y se ponga a trabajar con su personal para diseñar una estrategia que permita frenar el índice delictivo estudiantil que va a la alza, porque como mal monte, el mal ejemplo está cundiendo al no existir medidas de apremio como castigo a esa mala conducta. Es que las propias autoridades educativas, se niegan a tomar el toro por los cuernos propiciando que siga la violencia.
La agresión artera y premeditada de un alumno contra el maestro del plantel treinta y cinco del Colegio de Bachilleres de Tabasco porque lo reprobó, aunque en realidad es el alumno el que se reprueba, debe ser castigado con toda severidad para sentar un precedente de que cualquier estudiante aun siendo un menor de edad, debe recibir el castigo que se merece por su mala conducta, e independiente de los resultados sicológicos que le realicen al estudiante que cometió un acto de violencia, también se debe de tomar en cuenta sus instintos asesinos que de alguna parte lo copió, porque hay testimoniales de sus propios compañeros que aseguran que desde varios días atrás ya venía planeando el atentado y que había dicho que si el maestro lo reprobaba que con él, no se lo iba a acabar, y lo demostró al golpearlo con un martillo en la cabeza, en la cara y en las costillas propiciándole severas heridas, por lo que el mentor tendrá que ser operado.
Esta agresión debe ser la última gota que derramó el vaso, para que doña Egla Cornelio, que nada más vegeta en la secretaría de Educación, pues no ha dado resultados, ya que incluso Tabasco sigue estando en los últimos lugares en aprovechamiento educativo se ponga a trabajar para diseñar junto con las autoridades responsables de la seguridad y de procuración de justicia, una estrategia eficaz que permita frenar o bajar los índices de violencia que se están presentando en todos los niveles educativos, porque ahora fue esta agresión artera que dejó lesionado al profesor, pero podría venir algo peor, que hay que prevenir, como está pasando en Estados Unidos donde estudiantes desquiciados han provocado la muerte de alumnos en sus planteles educativos y han dado muerte a sus maestros.
Entonces, no esperemos que la sangre llegue al rio para poder actuar, porque esta agresión al maestro de bachillerato, es un fuerte llamado de atención para todo el sector educativo, es propiamente una alerta de que algo grave está pasando en el sector educativo que carece de estrategias claras y certeras para enfrentarlas, pero que tiene que buscar una solución urgente, si no quieren que un día de estos nos llegue la trágica noticia de que un alumno asesinó con un arma a un maestro dentro de la propia escuela. Señores y señoras del sector educativo es tiempo de actuar, es tiempo de demostrar que no están de parapetos y que el salario que están percibiendo lo están desquitando bien, y que la famosa curva del aprendizaje a cuatro años de distancia no tiene razón de ser, porque ya es para que las estrategias educativas estuvieran consolidadas y no en pañales a como actualmente está.
OJITOS
Y ya que hablamos del sector educativo, en la UJAT reina la anarquía porque a pesar que los directores de las divisiones académicas deben obedecer las decisiones que emanan de la rectoría se las están pasando por el acto del triunfo porque hay directores que se creen pequeños rectores.
La triste y célebre ex-subsecretaria de educación superior de la SETAB en el gobierno de Arturo Núñez donde por cierto fue despedida, Miriam Carolina Martínez López, quien fue reelecta como directora de la División Académica de Ciencias de la Salud (DACS) acaba de hacer una.
Resulta que pasantes de medicina que están haciendo su servicio social y que presentarán el examen de Ceneval para obtener el título de médicos cirujanos decidieron inscribirse a ese proceso, nada más que para hacerlo les faltaba uno de los requisitos, que era un oficio o constancia de que estaban terminando dicho servicio social, que forzosamente tenía que ser firmada por la directora para que pudieran ser inscritos.
La mayoría de los pasantes de esa carrera tanto de la extensión Comalcalco, como la de Villahermosa, les otorgaron gratuitamente dicho documento, pero resulta que un grupo de 14 pasantes que tienen los mejores promedios de la carrera con diez y nueve y que se iban a titular por promedio, forzosamente se tenían que inscribir a Ceneval para presentar el examen por lo que también solicitaron su constancia, nada mas que se encontraron con una traba, por ser alumnos de diez y nueve para ellos no había constancia gratis, sino que lo tenían que pagar y la módica cantidad a pagar era de mil quinientos pesos.
Desde luego que esto originó inconformidad en los alumnos y en sus padres, porque no era justo que a la mayoría de los pasantes les hubieran entregado la constancia gratis, sin cobrarles un solo peso, y que este otro grupo les estuvieran cobrando mil quinientos pesos por ese documento, porque unos sí tenían que pagar y la mayoría no pago nada, por lo que se entrevistaron con la directora para exponerle el asunto, pero doña Miriam Carolina que no entiende de razones a pesar de sus estudios, les dijo que hicieran lo que quisieran, que se quejaran ante quienes quisieran que esa era su decisión que esos pasantes tenían que pagar los mil quinientos pesos si querían que les firmara el documento. Los alumnos y padres de familia fueron a la rectoría con la finalidad de entrevistarse con el rector Guillermo Narváez Osorio para que interviniera, estaba ocupado o en realidad conociendo a Miriam Carolina a la que le tiene miedo no los quiso atender y los remitieron con el secretario de Servicios Académicos, Luis Manuel Hernández Govea, quien vía telefónica se comunicó con Miriam, para comentarle que era injusto que unos pagaran por la constancia y otros no, por lo que le pidió que les entregara la constancia sin cobrarles un peso.
Govea convencido de que Miriam Carolina había entendido, les dijo a los padres de familia y sus hijos pasantes, que se fueran a la división que la directora les iba a entregar gratis el documento, pero ooohhh sorpresa de los padres, al llegar a la DACS, se encontraron a una iracunda Miriam quien en sus caras les espetó que en su división ella mandaba y que en la rectoría o el mismo Govea pueden decir lo que quieran, pero no la pueden ordenar nada “aquí mando yo y si quieren la constancia, paguen”, y ni modo los pasantes se vieron obligados a pagar mil quinientos pesos. es lógico lo congruente que la mayoría de los pasantes les hayan entregado gratuitamente la constancia y que 14 pasantes que tienen los mejores promedios hayan sido castigados alevosamente por Mirian Carolina obligándolos a pagar mil quinientos pesos. ¿A dónde fue a parar ese dinero?, ¿ese dinero fue a la caja chica de doña Miriam?. Vaya anarquía que existe en la UJAT, el rector manda en rectoría y la directora de la DACS manda en su división. Asi de fácil.
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