Luego de setenta y tres horas de no aparecer públicamente y que dio paso para que se realizaran mil conjeturas sobre su estado de salud, que si se había infartado, qué si estaba grave, vaya, y que incluso algunos lo dieran por muerto, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, publicó un video donde aceptó que si se desmayó un rato, pero que ya se recuperó y que las cosas marchan bien en el país.
El presidente de la República que ya no sentía lo duro sino lo tupido, por los fuertes cuestionamientos en su contra por diversos temas que públicamente se estaban ventilando, como el problema del Instituto Nacional de Migración (INM) con la muerte de 40 migrantes en Ciudad Juárez, como la falta de tres comisionados del INAI para que pueda sesionar y donde él por conducto del secretario de Gobernación les pidió al Senado no nombrarlos, los viajes de placer del secretario de la Defensa Nacional y sus gastos millonarios, el llamado a la guerra contra Estados Unidos, el problema que ya tiene con China por los precursores para fabricar el fentanilo, aprovechó su enfermedad de Covid-19 y que lo vieron que se desvaneció, para construir un control de daño de su agenda para que toda la atención se centrara sobre sus persona y no sobre los problemas que se están viviendo, de tal manera que desde el gabinete federal se deslizaba todo tipo de comentarios sobre su estado de salud para filtrar una gravedad que no existía, lo que le permitiría evaluar a sus principales funcionarios y saber quienes le son leales y quienes le son desleales, de tal manera que varios columnistas políticos que se nutren de información de personas cercanas al poder dieron como un hecho de que estaba grave por un presunto infarto, o por un problema de embolia que le desvió la cara del lado izquierdo, porque esa es la información que desde adentro se estaba filtrando, cuando en realidad se trataba de una treta presidencial que era dejar correr el tiempo para que también corriera todo tipo de conjeturas, corriera todo tipo de rumores, de desaciertos, que le convenían a AMLO mientras respiraba aliviado, tranquilo, porque ciertamente su enfermedad de Covid-19 lo había librado de los cuestionamientos públicos de los medios de comunicación sobre los problemas latentes, porque ahora todo estaba centrado en su estado de salud, toda la población quería saber cómo estaba el presidente de la República, algunos para bien, otros para mal, si era cierto que estaba grave, si había sufrido un infarto o una embolia cerebral, por lo que se puede decir que el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, jugó perversamente, jugó siniestramente con su estado salud para salir beneficiado, para librarse de los cuestionamientos públicos de los principales problemas al mantener en vilo al país y a otros países sobre su salud, para así poder reconstruir su agenda, para así tener el control alrededor de lo que él le interesa difundir, y no sobre los problemas recientes y por el cual estaba siendo cuestionado públicamente, de tal manera que en este impasse de su presunto infarto, de que presuntamente estaba a punto de morir, propició que el Congreso de la Unión aprobara la desaparición del INSABI, lo que en condiciones normales hubiese provocado un alud de cuestionamientos en su contra, porque a diferencia de su promesa de que el sistema de salud en México para millones de mexicanos sería similar al de Dinamarca, había resultado un rotundo fracaso, no sirvió para lo que fue creado, y que con la desaparición de este Instituto de Salud para el Bienestar que realizaba todas las compras de medicamentos e insumos para repartir entre el sector salud y que durante la pandemia realizó compras a diestra y siniestra de medicamentos e insumos pero que no cumplió con las expectativas para lo cual fue creado porque está lleno de corrupción, en realidad con su desaparición se trata de sepultar toda la corrupción que propicio que miles y miles de mexicanos fallecieran a consecuencia del Covid-19 porque no hubo una pronta atención, trata de sepultar toda la podredumbre para que no haya una investigación a fondo sobre la forma en que se ejercieron millones y millones de pesos, mientras que los medicamentos no aparecieron por ninguna parte pues esa era y es la constante en todos los hospitales del sector salud, la falta de medicamentos para los derecho-habientes que se enferman.
El presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, jugó siniestramente con su estado de salud durante tres días manteniendo en vilo al país, desatándose miles de conjeturas por la falta de información oficial, hasta que publicó un video, en donde se da tiempo para cuestionar y recriminar la actitud de los medios de comunicación, periodistas, líderes sociales y políticos que lo dieron por muerto, recriminándoles que actuaran con odio a hacia su persona, ese odio que no habían sentido por ningún otro mandatario del país, cuando quien se debería recriminar así mismo, debería ser él, porque si hay alguien que ha establecido una política de odio, una política de división y enfrentamiento, si hay alguien que la fragmentado al país, si hay alguien que un día sí y otro también, fustiga, cuestiona, lanza calumnias todos los días contra líderes políticos, sociales y religiosos, contra ingenieros, abogados, contadores, maestros, iglesia católica, medios de comunicación, columnistas políticos y periodistas que lo cuestionan, ese ha sido él, entonces quien ha promovido la política del odio aprovechando los medios de comunicación oficiales, ha sido el mismo presidente Andrés Manuel que ahora se queja amargamente de quienes le desearon la muerte, que no debería ser así, pero que el peje recuerde que “el que siembra vientos, cosecha tempestades”, “el que siembra espinas, que no espere cosechar flores”, luego entonces si el país está dividido es porque el presidente así lo ha querido para sus propios intereses, porque también hay que recordar que en Tabasco, desde 1988 cuando surgió como líder opositor, se vive una fragmentación, se vive una división, propiciado por el tepetiteco.
El presidente de la República logró reconstruir su agenda que durante semanas traía perdido por la serie de cuestionamientos de los problemas más recientes que se están viviendo y que le hacían en la mañanera y fuera de ella, donde como es su costumbre trató de desviar la atención echando culpar para todos lados, sin aceptar que en su gobierno hay fallas, hay deficiencias, pero sobre todo hay una alta corrupción que busca ser escondida, que trata de ser minimizada para que se diga que su combate ha sido efectivo, cuando en realidad la permisividad presidencial de que “todos roban” y “todos se encubren” ha propiciado que su gobierno a menos de un año y medio de concluir se vaya derrumbando poco a poco.
Al jugar perversamente con su enfermedad, el presidente de la República, ha vuelto a tomar el control de su agenda presidencial, que casi ha pasado desapercibido el conocer quién era la persona qué en Mérida, Yucatán, lo llevaba tomado del brazo poco antes de sufrir el desvanecimiento, pero ha sido el periodista Ricardo Rocha, quien se ha encargado de descubrir el velo de misterio sobre ese personaje desconocido, ese hombre de sombrerito que con toda la confianza y fuera de los protocolos castrenses, traía tomado del brazo a Andrés Manuel López Obrador, se trata ni más, ni menos, que del abogado del Chapo Guzmán, el mismo hombrecito que aparece en otra fotografía en Badiraguato, Sinaloa, junto al presidente de la República, justo después de que este saludara de mano a doña Consuelo Loera, madre del narcotraficante preso en Estados Unidos, lo que provocó cientos de conjeturas entre los líderes de opinión sobre su relación con el cartel de Sinaloa, que se acrecentó cuando ordeno, la primera vez, la liberación del chapito que había caído en manos del Ejercito Mexicano.
Lo que se ve es lo que se juzga, el presidente de la República ha sostenido que no suscribe pactos vergonzantes en lo oscurito, y que no tiene nada de que arrepentirse, negando toda relación con uno de los carteles de la droga, pero el hecho de que el abogado del Chapo lo lleve del brazo, alejado de todo protocolo de seguridad pues pareciera decir todo lo contrario, de que precisamente su llamado de “abrazos y no balazos”, lleva una dedicatoria especial, el hecho de que el Ejército y la Marina no combatan a los carteles de la droga porque también tienen derechos humanos, simplemente tiene otro significado que quizás en México no se entienda, pero en Estados Unidos si, con uno de los recientes discursos de la jefa de la DEA, Anne Milgrand, quien ha advertido a los líderes de gobiernos extranjeros, que “quien abusa corruptamente de su poder para apoyar a los carteles de la droga, si toma dinero de la droga para su elección, si protege a los carteles criminales de la droga, si permite que la violencia y el asesinato florezcan a manos de los carteles, entonces la DEA no se detendrá ante nada para hacerlos responsables de sus crímenes, y si cree que puede esconderse detrás del poder de su posición, está equivocado”, ¿para quién o quienes fue dirigido el mensaje¿, fue un escúchalo: “ a ti te lo digo puerta, escúchalo tu ventana”, por eso hay gobiernos en Latinoamericana que deben poner sus barbas a remojar.
Con su enfermedad, el presidente de México retomó su agenda que por varias semanas había perdido, pues su estado de salud es de lo único que se sigue hablando, dejando de lado temas tan importantes, como los gastos en los viajes de placer del secretario de la Defensa Nacional y su familia, los nombramientos de los comisionados del INAI, las muertes en Juárez propiciado por el Instituto Nacional de Migración, si declaración de guerra contra Estados Unidos, su acusación contra China por los precursores con los cuales se fabrica el fentanilo, y lo más reciente el estruendoso fracaso del INSABI, que no pudo solucionar el problema de salud en el país de millones de mexicanos, el cual pasará al IMSS-
Bienestar donde será la misma gata nada mas que revolcada, porque tampoco el Seguro Social tiene la infraestructura, ni el personal, mucho menos los medicamentos e insumos médicos que se requiere, para brindar servicio médico a más de cincuenta y cinco millones de mexicanos inscritos en ese instituto que ahora desaparece.
Este es el fracaso mas rotundo que ha tenido el gobierno de la Transformación de Cuarta, el asunto de la salud que es prioridad para millones de mexicanos, como también ha fracasado en el combate a la inseguridad; una de las primeras decisiones como presidente de México de Andrés Manuel López Obrador, fue el haber decretado la desaparición del Seguro Popular argumentando que no servía porque estaba lleno de corrupción, pero en realidad lo que quería era acabar con todo vestigio del gobierno que había relevado, porque a pesar de sus deficiencia, con el paso de los años, se ha demostrado que el Seguro Popular era mucho mejor mostró ser mejor que Instituto de Salud para el Bienestar. Así con este rotundo fracaso en materia de salud con la desaparición del INSABI se busca ocultar para siempre toda la corrupción, aunque haya nacido un nuevo rico como Juan Antonio Ferrer, que todo lo que toca lo destruye.
OJITOS
La visita del canciller Marcelo Ebrard a Tabasco para acompañar a la esposa del presidente de la República a la puesta en marcha de un programa de lectura en la zona indígena de Tamulté de las Sabanas, levantó un amplio revuelo, pues no conciben como si Andrés Manuel quiere imponer a Adán Augusto López Hernández, como su sucesor, la llamada primera dama muestra a su alfil, al secretario de Relaciones Exteriores, nada más que no se olviden el origen de ambos, tanto Beatriz Gutiérez Muller como Marcelo Ebrard son de origen judío.