lunes, 28 de noviembre de 2022

EL ACARREO DE ESTADO

 

De norte a sur y de este a oeste del país, fue clara la movilización o el acarreo de miles de personas en cientos de autobuses y otro tipo de vehículos de transporte a la ciudad de México este domingo 27 de noviembre para participar en la marcha convocada por el presidente de la República, sin un objetivo en concreto más que apoyar el culto a la personalidad reflejado en Andrés Manuel López Obrador, contrario a la marcha del 13 de noviembre de la sociedad civil cuyo objetivo si se cumplió, que era echar abajo la iniciativa de reforma constitucional para desaparecer al Instituto Nacional Electoral (INE).

El propio presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador lució amargado y perdido en sus mañaneras durante la convocatoria a su marcha que se lo sacó como un As debajo de la manga luego de que la llamada sociedad civil había salido a protestar el pasado 13 de noviembre, pues primeramente argumentó que se trataba de una contramarcha para demostrarle a los contrarios, a la derecha, a los fifís, a los conservadores, a los “enemigos” de México,  que solo sus chicharrones seguían tronando, luego la cambio a informe y por último en una marcha de celebración por su cuarto año de gobierno, sin duda para mostrar el músculo de que tenía el respaldo masivo de la población y hasta ahí nada más, muy diferente a lo que hicieron sus contrarios que lograron zamarrearlo, que lograron impactar a nivel internacional, logrando el único objetivo de la movilización que era echar abajo la iniciativa de reforma enviada por el presidente al Congreso de la Unión para desaparecer al INE, de tal manera que fue el propio AMLO que decidió dar reculativa en su reforma y poner en marcha su llamado plan B que consiste en modificar las leyes secundarias para intentar acotar al Instituto Nacional Electoral para reducirlo a su mínima expresión, pero a pesar de la mayoría que tiene en la Cámara de Diputados falte ver que se logre el consenso para que su plan se cristalice.

Es claro que los aduladores, los lambiscones, los que persiguen sus propios intereses cualquiera que sea el partido que esté en el poder, porque saben que pueden sacar raja, los que gusta el culto a la personalidad porque de eso depende su próximo cargo, vaya, hasta lo que antes odiaban y despotricaban en contra de Andrés Manuel López Obrador, llamándolo loco, mesiánico, que le faltaba un tornillo, y que ahora se subieron al barco de Morena, publicarán y dirán que fue una marcha histórica por las miles de personas que acudieron a la ciudad de México, 1.2 millones de personas según la jefa de gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheinbaum, dirán que los contrarios, los que marcharon el domingo 13 de noviembre han sido derrotados, porque la marcha de este domingo 27, aunque fue de miles de acarreados,  es contundente para demostrar que el presidente de la República si tiene pueblo, pero eso es ahorita que está en el poder, ya veremos cuando deje el cargo, si es que termina dada su enfermedad, como le irá, ya veremos si ese enfermizo culto a la personalidad que en política suele aplicarse y que hace que pierda el piso a quien gobierna, seguirá prevaleciendo para AMLO cuando Ya esté en su rancho la chingada si es que decide retirarse o lo retira su enfermedad.

En la guerra de cifras de las personas que marcharon este domingo 27 y el domingo 13, el gobierno en el poder magnifica y hace la diferencia, la de ellos fue de un millón 200 mil personas, una concentración histórica- de acarreados-para los contrarios, solamente diez mil y en el mayor de los casos el propio presidente de la República sostuvo que en la marcha de sus contrarios solamente asistieron 60 mil, aplicando la misma fórmula del pasado, la que le aplicaban el gobierno en turno para minimizar sus marchas y plantones que a la postre lo catapultó para que se convirtiera en presidente de la República.

Con todo el poder del Estado que echó mano de todos los recursos a su alcance, pues gracias a las redes sociales ya no se puede engañar a nadie de que el acarreo fue masivo, pues según un diario nacional llegó a contabilizar en 25 puntos de la ciudad de México aledaños a la contramarcha más de mil 787 camiones en las que transportaron a todas las personas, el presidente mostró el musculo de su gobierno, que ya está artrítico, pues los contrarios sin acarreados, sin camiones que transportaran a las personas, lograron lo que parecía imposible, realizar una marcha que fue secundada en cerca de 60 ciudades del país, para que el objetivo planteado se lograra, que fue frenar la reforma constitucional presidencial, al igual a como se hizo con la reforma energética, aunque  AMLO prosiga con su plan B de reformar las leyes secundarias, que está por verse si lo logra porque ya hay una gran polarización política.

A pesar de que el presidente logró una gran concentración masiva para exacerbar su vanidad, su ego, el culto a su personalidad, de que tiene poder de convocatoria, en igualdad de circunstancias con los contrarios, habría que ver cuál sería su gran fuerza, porque no es lo mismo realizar una marcha, sin recursos económicos que también fue una concentración masiva, que realizar otra con todo el poder del Estado Mexicano, representado en la presidencia de la República, en 22 gobernadores y cientos de presidentes municipales, todos con recursos públicos que estuvieron operando para que se diera esta movilización, que gracias a las redes sociales no pudieron ocultar de que se trataba de un acarreo masivo, con miles de camiones contratados para ese fin, como también que obligaron a quienes reciben un apoyo gubernamental, como a trabajadores para que fueran a engrosar esa concentración, por lo tanto la diferencia es abismal, los que marcharon por convicción en defensa del INE y los que fueron acarreados para hacer bulto en este evento presidencial.

Si el presidente realizó su marcha para mostrar el musculo como un parteaguas de lo que será el proceso electoral de 2024 donde se elegirá al presidente de la República, y solo logró acarrear de todo el país a 1.2 millones de personas ya se vio que con todo el poder del Estado, si es susceptible de que su partido pierda la presidencia y que todo dependerá de lo que decidan los partidos opositores si logran realizar una gran alianza para nominar a un candidato presidencial que sea competitivo frente a cualquiera de las corcholatas, Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard o Adán Augusto López Hernández, porque desde ahora se puede dar por descontado que sea incluido Ricardo Monreal como una cuarta corcholata, porque el mismo AMLO le ha mostrado su desprecio, en cambio el presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado, les podría causar un tremendo boquete si es que decida defeccionar de Morena, ante tantas descalificaciones, ante tantos improperios que ha estado recibiendo por parte de morenistas que comulgan con los otros aspirantes. Si Ricardo renuncia a Morena y se va a la oposición, sería un duro golpe para el mismo presidente de la República que más lo debilitaría y haría vulnerable a cualquiera de sus corcholatas que decida apoyar para que sea el candidato, por lo estaría condenado a perder para que la Transformación de Cuarta se vea truncada en un solo sexenio.

Al igual que en los gobiernos pasados, el gobierno de Morena se engaña solo, al menos públicamente quiere aparentar que es un gobierno fuerte al minimizar a sus contrarios de que no tuvieron la misma capacidad de convocatoria, de la que tuvo López Obrador este domingo 27, pero en realidad, fue precisamente la marcha del domingo 13 de noviembre lo que provocó que el presidente de la República se irritara, la descalificara, la minimizará de que eran unos cuantos conservadores .los que habían salido a protestar, pero la realidad fue otra. La marcha de este domingo fue a consecuencia de la marcha de la sociedad civil para defender al INE, y aunque los organizadores argumentaron que era una marcha en defensa de la institución electoral y no contra el presidente, en el fondo esa marcha que logró su objetivo también fue producto del hartazgo, de las malas decisiones, de la violencia verbal, de la división artera que todos los días realiza en sus mañaneras del presidente entre ricos y pobres, entre chairos y fifis, esa marcha se originó porque Andrés Manuel López Obrador en vez de frenar la brutal inseguridad que ha propiciado que cientos de personas, familias enteras, hayan sido  asesinadas a mansalva por la delincuencia organizada, mientras sostiene que su fallido programa de seguridad es un éxito; la marcha del domingo 13 fue también por la falta de empleos, por la mala economía que hay en el país, por las decenas de niños que mueren de cáncer al que les retiró la ayuda, por decenas de desaparecidos cuyas familias han buscado una y otra vez el apoyo gubernamental pero son despreciados. 

La realidad innegable no se puede ocultar, mientras el presidente construye su país virtual donde todo está bien, donde de acuerdo a sus otros datos la economía es boyante, se combate a fondo la inseguridad y pronto el sistema de salud será el mejor del mundo, realiza su marcha del despilfarro económico para contrarrestar a los contrarios-los llamados conservadores-, sin interesarle que los recursos públicos se hayan despilfarrado para tal finalidad, porque de acuerdo a los conocedores en la concentración de ayer domingo cuando menos mil 500 millones de pesos se mal emplearon para camiones, para pago de  hospedajes, se entregaron a cada persona entre 300 y 500 para sus gastos,  las tortas y refrescos, y para logística, que pudo haber servido para construir escuelas y hospitales, por cierto en Cárdenas, Tabasco, prometió la construcción de un hospital y ya está terminando su sexenio y ni los cimientos se ha puesto, entre otras carencias que existen en el país.

Mientras en  su trillado discurso hacia sus seguidores el presidente sostuvo que primero están los pobres, el Ceneval dice lo contrario, según sus datos en este sexenio el número de pobres ha crecido cuando menos en cuatro millones de nuevos pobres, lo que representa un discurso de la simulación, y que sus programas han resultado fallidos porque está lleno de corrupción, es lo mismo que ha venido haciendo durante todo su gobierno, dice una cosa, mientras la dura realidad marca otra cosa.         

Después del domingo 13 de noviembre cuando la sociedad civil en su conjunto salió a marchar con un claro objetivo, salvar al INE de la garra presidencial, para el presidente López Obrador ya nada es igual, pues mientras él necesitó de toda la fuerza del Estado para llevar a miles de personas a su marcha de ayer domingo, los contrarios lograron la espontaneidad de la población, y sin camiones para acarrear lograron la hazaña de manifestarse y lograr el objetivo planteado, por eso la comparación de cual marcha fue la más concurrida, en realidad es un autoengaño para los militantes de Morena y para el mismo presidente de la República que a estas alturas debe de saber que su gobierno está condenado a ser flor de un sexenio, porque esa división que el mismo ha propiciado entre los mexicanos, cuando en su calidad de presidente debió llamar a la unidad, a la suma de esfuerzos en vez de restar,  es lo que ha propiciado la resta de sus seguidores, es lo que ha ido propiciando el hartazgo de esa población pensante que en el 2018 creyó en AMLO y lo convirtieron en presidente, pero él mismo los ha ido decepcionando  y por eso han dado el gran viraje para buscar otra opción presidencial diferente a la que encabeza López Obrador, ya  que en vez de desgañitarse, vomitando todo su odio, su  resentimiento, sus deseos de venganza en contra de ingenieros, doctores, periodistas, contadores, políticos de oposición, contra la iglesia católica, contra organizaciones civiles,  y párela de contar, ha llegado el momento de otro cambio que sea para bien y no para seguir polarizando el país, donde un presidente le ha dado carta de naturalización a la delincuencia para que hagan de las suyas mientras él mira para otro lado.  Hace cuatro años-2018-, AMLO y su partido eran invencibles, nadie en su sano juicio se atrevía a dudarlo, la oposición o cualquier otro liderazgo estaba pulverizado, pero después de la marcha del domingo 13 de noviembre que fue el despertar de la sociedad civil, las cosas han cambiado, por lo que López Obrador recurre a otra marcha para intentar borrarlos, pero el fantasma del acarreo masivo en cientos de camiones divulgados en redes sociales, mostró que ese musculo que le comienza a llegar la artritis fue sostenido con de los recursos públicos del Estado.

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