lunes, 22 de febrero de 2021

RECETAS DEL PASADO

OJO VISOR

Jacinto López Cruz

Jaclop62@hotmail.com


Durante más de 30 años se constituyó en el más fuerte  líder opositor al sistema que gobernaba al país, enarbolando como bandera política la lucha social de millones de familia que han vivido en la pobreza extrema a quienes prometió mejores niveles de vida, y durante 18 años buscó afanosamente la presidencia de la República, siempre argumentando que conocía y que tenía la solución para los grandes problemas de la Nación hasta que en el tercer intento por fin llegó a la ansiada silla del Palacio de Gobierno.

30 millones de mexicanos refrendaron su incondicional apoyo en las urnas electorales a Andrés Manuel López Obrador para           que se convirtiera en uno de los presidentes de la República mexicana que llegó con gran fuerza a la presidencia, porque prometió y el pueblo mexicanos esperanzado creyó que realmente tenía la solución para todos los males que aquejan al país, porque prometió muchas cosas, entre estas, acabar con la corrupción crómica que asolaba y sigue azolando  a los gobiernos anteriores, y que fue precisamente uno de los detonadores por lo que millones de mexicanos votaron por AMLO por un verdadero cambio, porque tuvieron plena esperanza en que el país se transformaría y mejoraría sustancialmente, pero a dos años de gobiernos ahora hay miles de seguidores de López Obrador, que han abandonado el barco, y que ahora solo quieren que se vaya porque consideran que está despedazando al país, aunque sus seguidores mejor conocidos como chairos, todo lo vean color de rosa y no alcancen a analizar los pros y los contras del gobierno federal que encabeza el originario  de Tepetitán, Macuspana.     

Hay personas que alaban y defienden la creación de los programas sociales como “sembrando vidas” y  “jóvenes del futuro” que se les inyecta millones de pesos para quienes siembran arboles  y jóvenes que se supone están aprendiendo un oficio o actividad, pero cuando no  hay reglas de operación clara lo que pareciera una buena acción se transforma en un acto de corrupción, por lo que a partir que termine el presente sexenio se verá si realmente estos programas sirvieron para combatir el desempleo y sacar a los jóvenes de la delincuencia o por el contrario se crearon parásitos sociales que se acostumbraron a    que papá gobierno los mantenga o los subsidie, por lo que estos programas que en la practica buscaron hacer el bien, finalmente terminaran siendo un fiasco y un nido de corrupción.

Habemos quienes opinamos que a los más necesitados no hay que darle el pescado en la boca, sino que hay que enseñarles cómo se pesca el pescado-válgame la redundancia-porque a quien se le da el pescado en la boca, se le hace dependiente, se convierte en un inútil que no sabe hacer nada, mas que estirar la mano para esperar el “apoyo gubernamental”, aunque también este tipo de subsidio convierte al ciudadano en autodependiente que en época electoral puede ser usado con facilidad para sufragar por el partido del gobierno en el poder, a quien por medio del voto debe agradecerles que lo apoyen y que el siguiente gobierno siga entregando dichos apoyos.

Los programas estrellas del presidente de la República han sido sometidos al fuego intenso por los opositores que lo han visto como unido de corrupción, que no está cumpliendo con los objetivos trazados, mientras que los chairos se sienten satisfechos con estos apoyos.

Durante 18 años, el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador se la pasó cuestionando a los gobiernos priistas y panistas, argumentando que él tenia la solución para todos los males del país y que si llegaba a ser presidente de la República, las cosas cambiarían inmediatamente, se transformaría el país, se supone que para bien, pero  desafortunadamente  vamos a la inversa, vak,os hacia atrás,  porque las recetas caducas del pasado que fueron aplicados en los gobiernos de Luis Echeverría y José López Portillo representaron un rotundo fracaso, y ahora el presidente los quiere revivir, cuando la modernidad indica que se deben recurrir a nuevas rectas para estar a la altura de las circunstancias.

Varios hechos demuestran, aunque los chairos se rasguen las vestiduras, de que las promesas de campaña de Andrés Manuel, les dio un giro de 180 grados cuando llegó al poder, y de que al pretender utilizar viejas recetas que representaron un fracaso para intentar solucionar los actuales problemas, no llevan otro camino mas que el fracaso.

Son muchas las promesas de campaña que no se han cumplido, y quien sabe si se cumplirán, solo mencionaré tres, prometió meter al Ejercito a los cuarteles y al contrario le ha dado poder amplio, prometió bajar la gasolina y en este mes se incrementó el precio, juró que no habría apagones de luz y el norte del país fue fiel testigo de lo que pasó porque el presidente subyugado por el poder, por ese poder que dijo que no lo iba absorber, pero que ya lo adsorbió,  no escucha, ni oye a nadie.

                                           OJITOS 

El Senador de la República, Dante Delgado Rennauro, quien en el pasado fuera amigo de Andrés Manuel López Obrador y que ha marcado su distancia, desde hace un buen tiempo le viene escribiendo algunas cartas donde le hace ver sus errores para ver si recapacita, pero no, la indolencia no tiene límites. Va la carta:

“Andrés Manuel, lo que le estás haciendo a la justicia es un acto de traición a la patria.
Francisco Bulnes escribió que “no es necesario tener a un hombre cinco o diez años en la cárcel para aterrorizarlo, basta que sepa que lo pueden tener preso a perpetuidad arbitrariamente o por seis meses, para doblegarlo y hacerlo arrodillar ante el jefe político, y proclamarse el más discreto y obediente de sus esclavos”. Andrés Manuel, presumes ser un estudioso de la historia y con tristeza observo que sigues, al pie de la letra, los métodos del pasado. Es por eso que, al leer a Bulnes, no puedo dejar de lamentar profundamente la manera tan burda en que perviertes al Estado de Derecho para someterlo a tu voluntad.
Para instaurar tu presidencia imperial tenías ya el control del Congreso, por eso te propusiste lograr la captura del Poder Judicial que, de manera aberrante, el PAN y PRI te entregaron.

Con la aprobación de las reformas constitucionales a la prisión preventiva y al Poder Judicial, que impusiste al Congreso, creaste mecanismos “legales” para colocar tu voluntad por encima de la ley, para intimidar, controlar o castigar a quien piense distinto a ti y a quienes tienen la obligación de impartir la justicia en México. El 6 de diciembre de 2018 lograste, con tu mayoría parlamentaria y con la complacencia de las dirigencias nacionales de PAN y PRI y sus legisladores, la aprobación de la Reforma Constitucional al artículo 19, que amplía el catálogo de delitos que ameritan prisión preventiva, violentando derechos humanos y concediendo al ministerio público, y al poder en turno, una desproporcionada y perturbadora potestad para coartar el derecho a la libertad y pisotear la presunción de inocencia.

Las implicaciones de una reforma de esta naturaleza son devastadoras: sabes que no hay nada más sagrado que la libertad y te adjudicaste el poder para encarcelar a cualquiera, de manera injusta, sin elementos, ni razones legales, antes de que se realice un juicio. Los ciudadanos perdieron el derecho a demostrar su inocencia en libertad. Por un periodo de tiempo conveniente a tus intereses, cualquiera puede ser encarcelado y, aunque sea liberado después de un proceso y una sentencia absolutoria, la extorsión política sufrida y el daño a su reputación serán irreparables. Es lamentable verte tan cerca de Porfirio Díaz y tan lejos de Juárez.

Imagino, por ejemplo, cómo se puede utilizar esta nueva y ahora legítima forma de presión para intimidar a la oposición, para llevar a cabo vendettas personales contra quienes se te opusieron o agraviaron en el pasado o, incluso, para obligar a renunciar a gobernadores, alcaldes, magistrados o ministros de la Corte.
Esta es la terrible potestad que te obsequiaron los partidos de siempre, al haber aceptado respaldar, por medio de negociaciones tradicionales, una iniciativa que vulnera los derechos civiles y políticos de los ciudadanos, y que les impide defenderse en libertad frente a falsas acusaciones. Me parece terrible y absurdo que te hayan facilitado el abuso de poder de manera tan ingenua, por decir lo menos.
Esto no fue suficiente para ti y avanzaste hacia tu siguiente objetivo: la captura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Tenías ya el control del Poder Legislativo, así que decidiste atacar la autonomía del Poder Judicial. La primera señal de sumisión la dio el ministro Arturo Zaldívar, Presidente de la Corte, al avalar la consulta popular para decidir si se enjuiciaba o no a los expresidentes. Lo hizo, primero, ignorando el hecho de que la justicia no se consulta, se hace valer; y, segundo, ante lo deficiente de tu solicitud, decidió hacerte la chamba y reformular la pregunta, en lugar de aplicar la ley y desechar tu petición.

Siguió la reforma constitucional al Poder Judicial, elaborada dentro de cuatro paredes por el ministro presidente, sin consultarla con ministros, magistrados, jueces, ni especialistas del derecho, pero sí avalada por ti. La reforma vulnera el principio de división de poderes y violenta la justicia, porque termina de golpe con la independencia de jueces, magistrados y los somete a un Consejo de la Judicatura, controlado por ti, a través del presidente de la Corte y de consejeros ajenos al Poder Judicial.

La reforma en sí, representa un grave retroceso para la impartición de la justicia, y la forma en que lograste su aprobación es un ejemplo más de cómo dominas las prácticas del pasado. Simulas sustituir al viejo régimen, pero actúas de la misma manera. El presidente de la Corte solicitó a dirigentes de partido, legisladores, así como a gobernadores, que apoyaran la aprobación de la Reforma Constitucional y, éstos últimos, sin conocerla de manera suficiente, aceptaron, obsequiosa e ingenuamente, dar su aval, siguiendo la más tradicional y sumisa de las formas.

Esta reforma, que representa un verdadero acto de subordinación política y evidencía la falta de claridad en el rumbo que se desea para la nación, fue aprobada por el Senado, el 27 de noviembre pasado, gracias a que PRI y PAN —con cuatro excepciones—, tomaron la decisión de ponerse a tu disposición.

Así, luchando en el discurso y entregando en el Congreso, ¿cómo pretenden rescatar al Estado de derecho? ¿Cómo van a salvar a México de la dictadura que con tanto ahínco denuncian? Hablo del Estado de derecho que ya violentaste, en el que ingenua y torpemente, sumaron votos quienes en el discurso se dicen oposición, pero en los hechos han respaldado tus iniciativas para lastimar la división de poderes y la justicia del país.

Recuerdo que el 1 de diciembre pasado, al cumplir dos años de gobierno, dijiste: “hoy se cuenta con Estado de derecho”. Desde luego, es cierto, el que conviene para someter a tus reales o imaginarios adversarios, el que diseñaste a conveniencia, el que sirve a tus intereses, el que las fuerzas políticas tradicionales, que operan por nota y sin partitura, te obsequiaron sin siquiera entenderlo. Espero seas consciente que los héroes patrios, los personajes a los que haces referencia en tus discursos por su compromiso republicano y su devoción por la democracia, hoy estarían frente a ti, estarían combatiéndote.
Andrés Manuel, has incurrido en omisiones, errores y excesos imperdonables; espero al menos tengas claro que lo que le estás haciendo a la justicia en México es un acto de traición a la patria. De esto, la historia no te absolverá”. Hasta ahí la carta.




 

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