Con el argumento de que en la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco (UJAT), no hay tolerancia en contra del acoso sexual y que todas las denuncias son castigadas por igual, el rector Guillermo Narváez Osorio actúa en forma cínica y perversa pues lo está utilizando para deshacerse de los profesores críticos a quienes sin darles derecho a defenderse son despedidos, mientras que si alguno de los “amigos” es acusado de acoso, dependiendo de la antigüedad, le ofrecen como salida, su jubilación.
El rector Guillermo Narváez Osorio se jacta de que hay cero tolerancia en contra del acoso sexual en la Universidad, y eso está bien si en realidad se tratara de combatir a fondo esta práctica perniciosa que durante muchos años ha permeado en todas las divisiones de la UJAT, pues si revisamos la historia de cada dirección ahora división encontraremos que hay catedráticos que enamoraron a sus alumnas con el cuento de asentarles buenas calificaciones y ahora son sus esposas, algunos más las convirtieron en sus amantes, los más perversos las utilizaron como sus juguetes de ocasión que fueron desechando, de tal manera que si abrimos esa herida hedionda va a brotar una enorme cantidad de pus y ni el mismo Guillermo Narváez, se salvaría de la quema.
Perversamente el rector mientras ordena el cese de los detractores que están en las divisiones, él mismo calla y protege a los profesores o funcionarios de la propia institución que desoyendo su sermón de rectitud, honorabilidad y honradez, están metidos hasta el tuétano, no solamente en el acoso sexual, sino que también se han dado el lujo de convertirlas en sus amantes, mientras Narváez Osorio los festina, los encubre, cuando debieron de ser cesados y castigados por fomentar esas prácticas perversas que se supone en esta administración ya no debe de existir.
En las diferentes divisiones de la UJAT se utiliza el mismo procedimiento, cuando un maestro es denunciado por una alumna de acoso sexual, los consejos divisionales encabezados por los directores se constituyen en juez y parte, y si el implicado es “amigo de la casa”, se ha portado bien, no cuestiona, dependiendo de los años que lleva laborando en la institución, es invitado a jubilarse para que se vaya tranquilamente a su casa, sin ser molestado, y con eso le indican a la quejosa de que ya quedó resuelto su denuncia, de que ya se fue el acosador que lejos de ser castigado se le premia con dicha jubilación, pero en cambio sí un profesor denunciado por presunto acoso sexual, ha mostrado una actitud rebelde, crítica, que cuestiona a las autoridades educativas, que expone sus propios puntos de vista sobre lo que se está haciendo mal, la intolerancia brota como la pus, es renunciado inmediatamente sin mayores explicaciones y sin darles su derecho de audiencia para defenderse, dando por hecho de que el acoso sexual es reales, es más, se cree, que para deshacerse de los críticos de cualquiera de las divisiones, los directores para congraciarse con el rector que no tolera los cuestionamientos sobre su mala actuación, utilizan a una alumna, (se siembra una probable prueba)para que realice la denuncia y así se pueda actuar drásticamente para despedir al catedrático para quitárselos de encima, y así deshacen un “problema” al propio director de la división y al mismo Narváez Osorio, este qué manera jactancioso sale ante los medios de comunicación, y que enarbolando su doble moral, se pavonea de que en la UJAT hay cero tolerancia al acoso sexual, que no lo va a permitir, por el acoso solamente lo practican sus amigos cercanos para los que si hay total tolerancia, el vil encubrimiento, por parte del rector que debería limpiar parejo y no ser selectivo.
La actitud soberbia y arrogante, con la que se ha conducido el rector Guillermo Narváez Osorio, que se convirtió en un émulo de Adán Augusto López Hernández, ex-secretario de Gobernación caído en desgracia después de perder la candidatura presidencial, y quien dio su anuencia para que llegara a la rectoría, lo ha llevado a aplicar una doble moral, un doble discurso, una doble actuación, pues mientras persigue y ordena despedir a sus críticos que son acusados de presunto acoso sexual, se congratula, se congracia y protege al extremo a sus “amigos” que laboran en la UJAT y que perversamente han recurrido en acoso sexual para tener un segundo y hasta un tercer frente, quienes han sido descubiertos infraganti, pero que el hombre que se dice creyente en Dios como todo un blasfemo ordena que se guarde silencio, que se oculte el problema para no dañar a la UJAT, y hasta le da vacaciones por meses para que se diluya el asunto y regrese tranquilamente a laborar cuando se debe aplicar un castigo, si es que realmente se quiere combatir a fondo el acoso sexual, y no simularlo, debe de ser parejo en la aplicación de esos castigos, no nada más con la pérdida del empleo, sino interponiendo una demanda penal, pero está visto que el rector incurre en un grave pecado capital al proteger a sus “amigos” convirtiéndose en sus cómplices.
Para que vean como el rector Guillermo Narváez Osorio actúa bajo una doble moral, (es como si tuviera dos tipos de vida), en contra de sus detractores o críticos, aquí les va esta joya que no deja lugar a dudas como se actúa en la UJAT bajo el mando de quien profesa como fe el cristianismo, como un fiel creyente de Dios, pero es un fariseo que con sus actos realmente a quien le rinde culto y pleitesía es al Diablo: el 8 de noviembre ante la Fiscalía General del Estado, el catedrático de la División Académica de Ingeniería y Arquitectura (DAIA) de la UJAT, José Lourdes Félix Hernández presentó una denuncia penal en contra de Narváez Osorio por malversación de fondos de un Fideicomiso que se creó en el año 2008 para el pago de pensiones y jubilaciones de los profesores de ese centro de estudios, recursos económicos que presumiblemente utilizó para pagar la deuda dejada por el anterior rector, lo que es un acto indebido, ilegal, ya que esos recursos económicos no le pertenecen a la UJAT sino a los profesores, por lo que el catedrático exigió a las autoridades competentes realizar una investigación a fondo para deslindar responsabilidades.
A la semana siguiente, el lunes 13 de noviembre, al doctor José Lourdes Félix le fue notificado que se reabría una denuncia de acoso sexual de una alumna que no prosperó, si bien no estaba archivada ahí había quedado guardado porque no existen evidencias de los dichos de la alumna, cuyo nombre completo obviamos, que había argumentado que el catedrático le dirigió una sonrisa lasciva, lo que para ella representaba un acoso sexual, además de que dicha sonrisa se la lanzo delante de otros alumnos, que prefirieron no meterse en ese asunto.
¿Qué es una sonrisa lasciva?, alguien lo podría explicar, y ¿o quién o quienes dentro en las divisiones académicas califican que es una sonrisa lasciva que se transforma en acoso sexual?, porque si bien siempre ha existido el acoso sexual por parte de catedráticos, varios de los cuales tienen como esposas a sus alumnas, no es nada más el maestro, también hay alumnas atrevidas que por una buena calificación buscan como quedar bien con el catedrático, por eso en este tipo de denuncias, las partes tienen que probar sus dichos y no se debe actuar arbitrariamente escuchando a una parte y tomando una decisión unilateral para dañar a los críticos.
Así como le ahora pretenden enjuiciar a José Lourdes Félix, a quien le están prefabricando un delito por una supuesta sonrisa lasciva, a otro maestro que cesaron, lo hicieron porque supuestamente le dirigió una mirada lasciva, ni siquiera fue una insinuación de realizar la práctica sexual o que se dejara tocar, o algo que realmente recibiera el calificativo de acoso sexual, pero entonces ¿qué pasaría si a ese catedrático crítico lo acusaran de haber penetrado sexualmente a la alumna?, seguramente vendría la hoguera en su contra que sería interponer la demanda penal quizás por el probable delito de violación.
Pero aquí viene la doble moral del engreído y arbitrario rector de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, Guillermo Narváez Osorio, que ha hecho hasta lo imposible por proteger uno de sus incondicionales y mantener oculto su adulterio, su bigamia, su relación extramarital, vaya el engaño contra su propia esposa, quien al enterarse de esa relación extramarital llegó a explotar, llegó hasta la universidad para enfrentar a la mancornadora, para salvar su honor familiar ante el engaño de su esposo.
Virginia “N” fue contratada para laborar en la UJAT, por Guillermo Narváez Osorio, es un área muy conocida donde opera a sus anchas con todo lo que necesita. El hombre fuerte del rector, el que tuvo la oportunidad en un sexenio pasado de poder llegar a la rectoría, pero que fue mal operado por su padrino político que lo impulsaba y Candita les comió el mandado y fue apaleado, truncando su sueño de convertirse en rector, vio en la hermosa dama la oportunidad de cortejarla, de seducirla, de invitarla ricas viandas, en un descarado acto de acoso sexual, que después de varios meses por fin logró su objetivo.
El alfil de Narváez Osorio, que pretende que sea su sucesor en caso de que él decida ya no buscar la reelección en la rectoría comenzó un tórrido romance en la UJAT, al grado que varios cercanos al rector se dieron cuenta, y advirtieron que esto podría ser un escándalo de enormes dimensiones, pero el rector n vio, no escucho, y dejo que su amigo siguiera en su borrachera de placer, hasta que llegara a su tope.
Como no hay nada oculto bajo esta tierra que el agua no saque a flote, un día de tantos la esposa de este funcionario de la UJAT, hizo su aparición en la zona de la cultura, para increpar, para zarandear y propinarle unas cuantas cachetadas guajoloteras a Virginia, la mujer que se había interpuesto entre ella y su marido y que estaba a punto de acabar con una relación matrimonial que traería serias repercusiones en la alta sociedad donde se mueven.
Fue un total escándalo que hasta Narváez que quiso intervenir salió raspado, pues fue acusado de solapador porque sabía lo que estaba pasando, y no dijo nada, lo encubrió, y efectivamente vino el encubrimiento, pues ante el escándalo que varios trabajadores presenciaron, se les gratificó para que no abrieran la boca por el exabrupto que acaban de presenciar.
El rector, siempre complaciente con su amigo, intervino para ayudarlo, y le dio seis meses con goce de sueldo para que se fuera a recomponer su matrimonio y seguir en su doble moral, de despido para sus críticos y arropamiento para sus amigos.
Seis meses después del escándalo, el “gran amigo” de Narváez, que ocupa un lugar de privilegio desde donde aspira a ser candidato a la rectoría, ha regresado a laborar a la UJAT; el bígamo, el adultero, el hombre que traicionó vilmente a su esposa, el acosador sexual que en los hechos mantuvo y mantiene una relación sexual, regresó como si nada, agradeciendo a su amigo el rector de que mantenga en su puesto la dama por la que sigue suspirando, y quizás sea la razón para pedirle al rector que no la despida. Traten de descifrar el nombre del susodicho y si no pueden mañana les digo quien es, para terminar de evidenciar que en la UJAT, nada ha cambiado, que el rector Narváez que se jacta de honesto no lo es, porque los “castigos” en la UJAT no son parejos, se actúa de manera selectiva contra los críticos y a sus amigos que se meten en prácticas sexuales con trabajadoras de la UJAT, los cuida, los protege para que nadie se entere de esas perversas acciones. Lo bueno, es que en enero Narváez y su pandilla que ha saqueado a la UJAT, se irán al ostracismo.
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