pese a que el gobierno de la República, a través del presidente, Andrés Manuel López Obrador, y del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, insistan una y otra vez que su plan de seguridad está dando resultados en el país, que lo están apaciguando los hechos violentos suscitados en varios estados demuestran lo contrario, por que lo que se ve a la luz pública, es lo que la ciudadanía juzga.
Como líder opositor al gobierno, el ahora presidente de la República se jactó de tener soluciones mágicas para todos los problemas del país, que él si sabía cómo se gobernaba y que es lo que tenía que hacer para acabar con viejos males como resolver el desempleo, mejorar la economía, acabar la corrupción, y terminar con la inseguridad, entre otros, pero en la práctica se está viendo que no es lo mismo “ser borracho que cantinero” o “ser garrote, que piñata”, que no es lo mismo ser opositor, y gritar en la plaza pública para echarle la culpa al que gobierna, que estar instalado en el mismo gobierno que es donde se ve con exactitud la magnitud de los problemas que se tienen que solucionar, y es ahí donde se conoce la verdadera capacidad de quien gobierna.
Durante estos casi cuatro años de gobierno, el que dijo que tenía la solución para todos los males, el que dijo que tenía la capacidad para resolverlos en el corto plazo, que él que sí sabía cómo hacerlo en el corto plazo, ya instalado en el gobierno, ya en el mando de este país, cambio completamente su discurso hostil o radical, le dio un giro de 180 grados por lo que ante su evidente incapacidad o quizás complicidad en ciertas cosas, aquel líder opositor ahora que es gobierno no encuentra las soluciones mágicas, o cree haberlas encontrado para lo cual se la ha pasado echándole la culpa de todos los males que están pasando a los gobiernos pasados, que ellos son los responsables fe lo que sigue pasando, que gracias a ellos, el país casi estaba en quiebra, que gracias a ellos la economía estaba hecho pedazos, que gracias a ellos la corrupción estaba a todo lo alto, y para todo culpa a los gobiernos pasados de que fueron los responsables, cuando se supone que conocía todos los problemas del país y que traía todas las soluciones mágicas, cuando la responsabilidad de solucionar todos los males corresponde a su gobierno y así concluirá su mandato de seis años, echándole la culpa a los gobiernos anteriores, cuando la culpa será de su gobierno por no saber gobernar, pero eso si, como tolerar que sus funcionarios se vuelvan nuevos ricos, porque el combate a la corrupción es una simulación.
La intolerancia, la tozudez, y la forma de como perpetrarse en el poder, de no permitir que sus opositores tengan capacidad de reorganizarse para arrebatarle por la vía democrática la presidencia de la República, que el ganó de la misma forma, por la vía democrática está socavando el gobierno que encabeza Andrés Manuel López Obrador, pues de los 30 millones de votos que recibió en el proceso electoral de 2018 para ganar la presidencia de la República, de acuerdo a la votación de revocación de mandato, al menos 15 millones de votantes ya le dieron la espalda, porque esperanzados de que haría uno de los mejores gobiernos, se han decepcionado de la forma tan errática como está manejando al país, al cual se ha dedicado a dividir, entre ricos y pobres, entre chairos y fifís, entre conservadores y liberales, cuando debió encabezar un gobierno de reconciliación nacional, un gobierno de pacificación para poder enfrentar los grandes problemas, como el de la delincuencia organizada, pero no, el presidente de la República que prefiere el “divide, y vencerás” se ha dedicado en su mañanera un día sí y otro también, a atacar, a menospreciar, a dividir, a enfrentar, a abrir diferentes flancos de batalla, pues lo mismo ha atacado al clero católico, medios de comunicación, periodistas, ingenieros, doctores, abogados, empresarios, que a todo aquel que difiere de su errática política de gobierno, pero en cambio a los miembros de la delincuencia les ofreció, “abrazos y no balazos”, les reconoció que tienen derechos humanos, que tenían que tratarlos bien, y hasta les ha extendido la mano, lo que ha motivado serias suspicacias entre muchos ciudadanos, de que si tiene un trato subterráneo con al menos uno de los grupos delincuenciales del país, que tampoco le ha dado resultado, pues el baño de sangre que se ha presentado en varios estados del país, donde los más afectados, donde los muertos lo ha puesto la sociedad civil, demuestran que ni con el buen trato, estos grupos criminales se quedaran quietos para demostrar su poderío, ante un gobierno tolerante, que pese a la gravedad del asunto, ha buscado minimizarlo, y con tal de evadir su responsabilidad de darle seguridad al país, ahora le echan la culpa a los contrarios, a los conservadores de ser los causantes de los hechos violentos porque buscan desestabilizar al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, cuando este en sus mañaneras se ha burlado de sus opositores, de que están muertos políticamente, que no tienen capacidad de organización, que ellos carecen de liderazgo y de un candidato fuerte a la presidencia de la República, mientras él exhibe a sus corcholatas públicamente como los mejores cuadros de Morena, es decir, los opositores, los conservadores, no sirven para organizarse electoralmente, no sirven para ganar elecciones porque están maltrechos, pero si tienen una capacidad de organizarse para causarle daño al gobierno, promoviendo la violencia en varios estados del norte del país, y magnificarle, vaya cinismo morenista, ni una gota de autoanálisis, porque el único que analiza, ordena y manda, desde una postura radical, arbitraria y arcaica, es el presidente de la República, así de fácil.
Lo peor que le puede pasar a un gobierno, cualquiera que sea, es no aceptar la autocrítica, es no hacer un auto-análisis para conocer las fallas internas de su gobierno para buscarle posibles soluciones, es cerrarse a las críticas constructivas que buscan que mejore su forma de gobernar, porque la verdad absoluta, es de él, y solamente de él. Ordena en forma vertical y nadie, pero nadie de su gabinete se atreve a contradecirlo o cuando menos hacerlo entrar en razón para vea los errores que se está cometiendo en su gobierno y que no permiten el avance en materia de seguridad, que será su talón de Aquiles de aquí a lo que resta de su sexenio, será el lunar negro dentro de su administración, y si no hay seguridad no hay inversión económica, no hay tranquilidad entre la población, porque ya no se sabe cuándo un ciudadano se enfrentará a un fuego cruzado o puede ser asesinado por la irrupción de la delincuencia organizada.
Durante el gobierno de Felipe Calderón, en su calidad de dirigente opositor, Cuando Andrés Manuel López Obrador, lo fustigó una y otra vez, exigiendo sacara de las calles al Ejercito porque estaba militarizando al país al encomendarle la tarea de seguridad pública, para lo cual no estaba hecho, es decir, López Obrador se pronunció en contra de la militarización del país, exigiendo que el Ejercito regresara a sus cuarteles y que si él fuera el presidente de la República, en seis meses tendría preparado a los cuerpos de seguridad pública que cuidarían del país.
En el gobierno de Enrique Peña siguió con el mismo discurso de que el Ejercito no fuera utilizado para tareas de seguridad pública para la cual no fue hecho, que con la profesionalización de los cuerpos policiacos sería suficiente para brindarle protección al país.
Una vez que ganó la presidencia de la República, López Obrador se pronunció por crear un nuevo cuerpo de seguridad y desaparecer los existentes, por lo que envió al Congreso de la Unión una iniciativa de ley para la creación de la Guardia Nacional que se encargaría de la seguridad pública, que tendría un mando civil. Se creó la Guardia, pero mucho de sus elementos provinieron del Ejercito Mexicano como sus mandos medios son del medio castrense, pero a casi cuatro años de creado, el trabajo que realiza ha sido deficiente a pesar de que sus mandos provienen del Ejército, al que ahora quiere entregar a la
Guardia Nacional por medio de un decreto, cuando hay una ley de por medio que validó la creación de ese organismo policiaco.
La pregunta necia sería: ¿porque como líder opositor al gobierno de Felipe Calderón que sacó al Ejercito a las calles al declararle la guerra al narcotráfico, Andrés Manuel López denunció que se pretendía militarizar el país, y que el Ejercito debía regresar a sus cuarteles argumentando que no estaba hecho para tareas de seguridad pública, y porque él ahora quiere militarizar el país entregando al Ejercito a la la Guardia Nacional que es de carácter civil, argumentando que así habrá más eficacia en materia de seguridad¿.
Ahora las cosas están mas delicadas que antes, es cierto que los anteriores gobiernos de Calderón y Peña Nieto, metieron al Ejercito en tareas de seguridad pública y que se presentaron excesos, como la violación a los derechos humanos, por lo que se exigía sacar de las calles al Ejercito, pero ahora, López Obrador en un exceso de poder que cuestiona precisamente Porfirio Muñoz Ledo al sostener que los soldados y marinos no son corcholatas al servicio de caciques tropicales, ha entregado al Ejercito tanto o más poder, que en estos cuatro años de gobierno le ha entregado la construcción de Aeropuertos, de carreteras, del tren maya, los ha metido a los aeropuertos, en los puertos de altura, en las adunas y párele de contar, y ahora le quiere entregar la Guardia Nacional que es de carácter civil para cerrar el círculo de la militarización del país, esa militarización que cuando era oposición tanto criticó AMLO, que lo veía mal, que el Ejercito no servía para tareas de seguridad pública por los excesos que utilizaba, pero ahora que es presidente, ve las cosas diferentes y que no es militarización lo que está haciendo con tantas tareas encomendadas al Ejercito.
Al presidente de la República, no le interesa la seguridad ciudadana, lo desdeña, lo minimiza, eso queda en segundo plano, lo que pasa es que ya se enfermó de poder, por eso está pensando en la extensión de su poder a través de un títere que designe como candidato presidencial y que obedezca una vez que sea presidente de México, pero a de pesar de que AMLO goza de un alto grado de popularidad tiene el temor fundado de que su corcholata no levante, de que pierda la elección porque una buena parte de la población que en el pasado lo apoyó está indignado porque no cumplió con las expectativas de su gobierno y sin duda votarán en contra, pero para eso le ha entregado tanto poder económico al Ejercito para tenerlo de su lado, para que no se insubordinen y obedezcan a la hora que tengan que controlar cualquier acto de insurrección de la población al negarse a entregar el poder a quien lo haya ganado. Esa es la triste realidad, por un lado tendría al Ejercito y por el otro lado a la delincuencia organizada para cerrar las pinzas, es lo que dice Porfirio Muñoz Ledo, que conoce a AMLO y al sistema político desde sus entrañas “una guerra interna pactada por el gobierno con el crimen”, en su llamado s restaurar la República, “nuestros heroicos soldados y marinos no son “CORCHOLATAS” al servicio de caciques tropicales, sino el último reducto de la soberanía nacional y de las libertades públicas”. “toda flaqueza frente al despotismo es un suicidio anticipado”, adelantó.
En cuanto al culpar a los conservadores y opositores de estar debidamente organizados junto con el crimen para sembrar el terror y las acciones sangrientas para dañar al gobierno de AMLO, es una actitud cínica y grotesca del mismo gobierno que no acepta su incapacidad o complicidad para estos hechos delictivos, es como el decir del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, de que los hechos violentos, en Chihuahua, Guanajuato y Guadalajara obedece a que el plan de seguridad del presidente está dando resultados. Si el plan de seguridad lleva implícito que haya hechos de sangre para validarlo de que está dando resultados, mejor déjenlo ahim que noi haya plan de seguridad. Que bestiales declaraciones.
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