OJO VISOR
Jacinto López Cruz
El ex-ministro de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), José Ramón Cossío Diaz volvió
a la palestra pública nacional, luego de que el presidente de la República,
Andrés Manuel López Obrador lo acusara de propiciar la corrupción y de estar
detrás del bufete de abogados que promovieron un amparo que suspendió todos los
efectos y consecuencias de la reforma a la Ley de la Industria Eléctrica un día
después de que fuera publicado el decreto que le daba vida legal.
El presidente de
la República sostuvo que entre los integrantes de ese grupo de interés que
busca revertir la Ley de la Industria Eléctrica aprobada por el Congreso de la
Unión se encuentra “el ex-ministro José Ramón Cossío Díaz, quien, cuando estuvo
en funciones en el Poder Judicial, legalizó injusticias de grupos minoritarios
o guardó silencio cómplice ante corruptelas y arbitrariedades”, sostuvo en su
misiva enviada al magistrado presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación y del Consejo de la Judicatura Federal, Arturo Zaldívar en donde le pide
investigar el proceder del juez que concedió el amparo para que temporalmente
quedara sin efecto la Ley de la Industria Eléctrica.
A pesar de que
Cossío Díaz negó tener vínculos con el bufete de abogados que promovió el
amparo para frenar la reforma eléctrica, sus palabras se prestan a especulación
pues quien se presta para alterar una calificación en la Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco, y hacerse pasar como catedrático de la misma como consta
en su curriculum, cuando en realidad no lo es, puede prestarse para otras cosas
más turbias y posteriormente negarlo cuando su nombre sale a la luz pública en
una denuncia presidencial.
Tal vez el
presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, ni sus cercanos
colaboradores, sepan o conozcan, hasta
donde llegan los tentáculos del ex-ministro de la Corte, pero aquí se lo
diremos, los tentáculos de Cossío se extiende hasta la Universidad Juárez
Autónoma de Tabasco (IJAT) por medio del catedrático de la División de Ciencias
Sociales y Humanidades, Alfredo Islas Colín y de su esposa, la también
catedrática y actual Secretaría de Educación del gobierno estatal, Egla
Cornelio Landero, quienes antes de este conflicto presidencial se jactaban de
su estrecha amistad con el ex-ministro
porque supuestamente son compadres, mismo que se prestó para la alteración de
la calificación de una materia-Seminario Interdisciplinario II- del doctorado
en Métodos de Solución de Conflictos y Derechos Humanos, que el año pasado
denunció la también catedrática que le
dio clases a Egla, Leticia del Carmen Romero, y que en franca complicidad con
los denunciados el rector de la UJAT, Guillermo Narváez Osorio, decidió darle
carpetazo para frenar el escándalo, convirtiéndose en cómplice de un acto de
corrupción y con ello echar por la borda la principal bandera presidencial del
combate a la corrupción venga de donde venga.
Es de suponerse,
que quien se presta para un caso chueco por muy insignificante que pudiera
parecerles parezca, aunque alterar una calificación es sumamente grave, es
capaz de prestarse a transgredir cualquier norma legal o de prestarse a
“cochupos” para beneficiar a sus amigos, por eso cuando el ex-ministro sale en
su defensa para refutarle al presidente de la República, se pone en tela de duda sus propios dichos de
que no asesoró al bufete para que interpusiera el amparo.
El pasado lunes 8
de febrero bajo el titulo “Egla, nada en la corrupción”, el Ojo visor, que en
todo está hizo la denuncia pública sobre este caso que pone en entredicho a la
UJAT, por lo que al considerarlo pertinente ante el conflicto del presidente de
la República con el ex-ministro de la Corte reproducimos lo mas sustancial de
lo publicado: “Como se recordará, la catedrática Leticia Romero denuncio el año
pasado ante el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) como ante la
Contraloría interna de la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco la alteración
de una calificación de la materia que impartió en el año 2014, acusando como
autor intelectual a Alfredo Islas Colín, quien fungiera como coordinador de los
programas de posgrados vinculados: maestría y doctorado de Métodos de Solución
de Conflictos y Derechos Humanos para beneficiar a su esposa Egla Cornelio
Landero, que actualmente funge como Secretaria de Educación de Tabasco del
gobierno de la Cuarta Transformación que encabeza el gobernador Adán Augusto
López Hernández.
En su denuncia la
catedrática narra que “Alfredo Islas Colin inconforme con las evaluaciones, me
instruye mediante un correo electrónico promediar a los estudiantes con
calificaciones a modo, que según su mensaje le fueron asignados a los
estudiantes por su asistencia a un supuesto seminario interdisciplinario II (“que
coincide con las fechas del seminario que yo impartí”) en el cual le asignaban
diez a su esposa, su hermana y algunos allegados. Cabe señalar que la lista de
asistencia que me envía como soporte tiene agregado con pluma el número romano
II, para que yo suponga que es la continuación del que yo impartí. Por
ser titular de la materia, hice caso omiso de su misiva y sin mi autorización
alteró las calificaciones para que su esposa y allegados obtuvieran diez
y por lo contrario estudiantes destacados fueran promediados con ocho. Bajo
estos mecanismos su esposa la “doctora” Egla Cornelio Landeros obtuvo mención
especial como estudiante con el mejor promedio y posteriormente mención
honorífica que sólo se concede a quien logra durante sus estudios un promedio
de diez lo cual se me hizo extraño y fue cuando revisé el sistema y me percaté
de las alteraciones de las evaluaciones”.
Para suplantar la
calificación de ocho que Leticia Romero le había asentado a Egla Cornelio
Landero para cambiarla por una calificación de diez, Alfredo Islas Colín no
duda en alterar el acta de calificación solicitando el apoyo del ex-ministro de
la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossio Díaz, a quien hace
pasar como profesor de la materia Seminario Interdisciplinario II, desde
luego jamás impartió la materia, sino que solamente vino a impartir un curso de
un día, por lo que la catedrática en apego a los lineamientos que le marcaron
decidió entregar a las autoridades las pruebas fehacientes de sus dichos para
dejar en claro la alteración de dicha calificación; entre las que se
encuentran: un correo electrónico de quien era responsable-Alfredo Islas- de
los posgrados vinculados en donde la instruye promediar las
calificaciones, copia de las actas con firma de un profesor ajeno a la
asignatura, copia de la lista de asistencia del Doctor José Ramón Cossío
como profesor de “Seminario Interdisciplinario (alterando con lapicero el
numero II), Currículum Vitae del ex-ministro donde indica que impartió la misma
asignatura en las mismas fechas en que se le asignó oficialmente a la
catedrática Leticia Romero la misma materia; imagen de calificaciones alteradas
en el sistema donde aparecen las calificaciones promediadas, copia del cuadro
oficial del informe de Fernando Rabelo-anterior director de la División
Académica de Ciencias Sociales y Humanidades) donde le otorgan la medalla
a Egla Cornelio por ser el más alto promedio de su generación; copia de
la felicitación a la esposa del Coordinador por haber obtenido aprobación con
mención honorífica de su tesis de grado, entre otras tantas pruebas debidamente
notariadas para dejar constancia de que se trata de documentos originales que
demuestran el alto grado de corrupción que ha prevalecido en este doctorado que
es patrocinado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología en conjunto con
la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco.
Con su “alta” calificación bajo el brazo, Egla Cornelio no solamente obtuvo la
mención honorifica como la primera titulara del programa, sino que también se
hizo acreedora a la medalla de excelencia estudiantil “Manuel Sánchez
Mármol” 2017 por un promedio de diez, que fue producto de la alteración de
su calificación de la materia Seminario Interdisciplinario II, lo
cual no solamente es un delito que debe ser investigado hasta sus últimas
consecuencias, sino un acto de corrupción por lo que la máxima autoridad de la
Universidad Juárez Autónoma de Tabasco no debe permitir que el nombre de la
institución se vea manchado por el tráfico de influencias y mala conducta
del matrimonio Islas-Cornelio, que encabezan una mafia dentro de la División
Académica de Ciencias Sociales y Humanidades como el hecho mismo que hayan
logrado que otro de sus incondicionales como Oscar Pérez Baxin fuera nombrado
coordinador de los posgrados, o sea, el titiritero moverá a su títere para
seguir tras bambalinas haciendo negocios con los posgrados, ya que Pérez Baxin
es incondicional a ultranza de Alfredo Islas”.
También se
comprueba por medio de transparencia que Cossío no es catedrático de la UJAT a
como asienta en su CV, y podía firmar ningún acta para cambiar una
calificación: Oficio Número DACSyH/JPyE/037/2021 con fecha 28 de enero de este
año, dirigido al Lic. Audomaro Santos Martínez Ramón, director de la Unidad de
Transparencia.
En atención al
requerimiento informativo de fecha 13 de enero de 2021, relacionado con la
solicitud de información folio 00028821 de la Plataforma Nacional dd
Transparencia, que se registró con el número de expediente UT/UJAT/2021/007, se
informa lo siguiente. Que se la búsqueda realizada en las áreas que integran
esta División Académica de Ciencias Sociales y humanidades, no se encontró
documentación alguna en los términos solicitados por el promovente, y no existe
indicios, de que la persona de la que requieren información pertenezca o haya
formado parte del cuerpo docente y/o administrativo de esta casa de estudios,
por tanto, no existe nombramiento, contrato, comprobantes de transporte,
hospedaje, alimentación, honorarios, así como asignación oficial de la
asignatura y horario asignado del DR. José Ramón Cossío Díaz, como profesor del
Doctorado en Método en Solución de Conflictos y Derechos Humanos del Programa
Nacional de Posgrado de Calidad de CONACYT, y particularmente del periodo del
segundo semestre de 2014.
Sin embargo, con el ánimo de privilegiar la transparencia, y coadyuvar mediante
un ejercicio proactivo en el acceso a la información de n nuestras actividades,
se informa, que se localizó un documento en los que consta, que el letrado de
referencia Dr. José Ramón Cossío Díaz, participó en la asignatura de Seminario
Interdisciplinario del Programa de Doctorado en Métodos de Solución de
Conflictos y Derechos Humanos del Programa Nacional de Posgrado de Calidad de
CONACYT , el día 21 de noviembre de 2014; para lo cual, envío la constancia que
en su momento emitió el entonces Director de la División Académica, que constituye
el único documento que al respecto obra en nuestros archivos. Lo que informo
para los efectos legales. Firma el titular de la jefatura de Planeación y
Evaluación de la DACSyH, Dr. Pedro Antonio Cerón López.
De los documentos oficiales antes trascritos se desprende que efectivamente
José Ramón Cossío jamás impartió dicha materia y que por lo tanto no podía
firmar el acta de calificaciones donde se le asienta un diez a Egla Cornelio,
quien así se pone en entredicho con la alteración de una calificación y de paso
hunde en el estiércol de la corrupción al gobierno de la Cuarta Transformación
que encabeza el gobernador Adán Augusto López Hernández” hasta ahí la parte
sustancial de la denuncia pública del Ojo Visor, que en todo está, por si le
interesa hurgar al equipo del presidente de la República, Andrés Manuel López
Obrador.
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