El arribo de la alternancia al gobierno del estado de Tabasco generó altas expectativas en el terreno político, económico, social, administrativo y moral por la forma en que sería conformado el gabinete estatal, pero más de uno ha sufrido una terrible decepción, dado que no es explicable como un solo grupo se quedó con los mejores cargos, mientras que los generales de cinco estrellas que se rompieron la maceta en campaña fueron relegados a puestos sin importancia, y otros, ni siquiera han recibió una llamada que les permita suponer que serán incluidos, lo que sienta un mal precedente de que los aliados han sido arrinconados, pero aún hay algo más delicado, con la colocación de las fichas de nueva cuenta se ha adelantado la sucesión gubernamental cuando apenas comienza a gobernar Arturo Núñez Jiménez, lo que sin dudas le traerá serios tropiezos.
Motivadas por la desastrosas condiciones políticas y económicas en que venía cayendo el estado, la población tabasqueña se manifestó en las urnas por la alternancia del poder en la entidad, por lo que Arturo Núñez no sin serios tropiezos ganó el gobierno estatal, por lo que a partir de ahí crecieron las expectativas ciudadanas de que el estado forzosamente se tendría que transformar para combatir la corrupción gubernamental, el nepotismo, la falta de calidad moral y la falta de transparencia en la rendición de cuentas públicas, con un gabinete a toda prueba donde estuviera conjugada, la capacidad, la experiencia política-administrativa, la equidad de género y la juventud, sin exponer al estado a mayores experimentos políticos que solo lo ha llevado al desastre, pero una vez conformado el gabinete estatal no ha logrado los altos consensos ciudadanos que todo gobierno a su inicio logra obtener, y esto en parte obedece, a que se prefirió degradar a los amigos del mandatario estatal para dar paso a una serie de alianzas que si bien son necesarios, no forzosamente tenían que estar en el primer nivel y mandar al limbo a la mayoría de quienes abierta y francamente se la rifaron en la campaña política, varios de ellos con mucha experiencia política y que hoy desconcertados, desde afuera, observan como otros, sin mayores esfuerzos festinan lo que tanto les costó construir.
La regla política, el manual básico, el llamado librito de pesos y contrapesos en el ejercicio del poder para la sana convivencia de los grupos políticos para el equilibrio de la gobernabilidad de quien manda en una entidad, incluso para la construcción de la sucesión gubernamental se ha roto en Tabasco, porque además, sin darse cuenta o de manera deliberada se abrió el abanico de la sucesión gubernamental, cuando apenas inicia el gobierno de Arturo Núñez Jiménez, es decir, lo que tanto se le criticó, lo que hizo al inicio de su mandato el exgobernador Granier al incluir como secretario de Gobierno a Humberto Mayans Canabal, como una copia al carbón fue reeditado en este gobierno al nombrar a César Raúl Ojeda Zubieta como secretario de Gobierno, sin ninguna necesidad, aun cuando se tratara de un pago de favores o acuerdo de grupos, porque bien pudo ser colocado en otra secretaria, ya que desde ahí, desde la segunda posición en importancia del gabinete, quien fuera tres veces candidato perdedor a la gubernatura de Tabasco, es indudable que no perderá la oportunidad desde su lugar de privilegio de promocionarse como fuerte aspirante a la gubernatura, por más que en este momento, al igual que lo hizo Mayans quiera darse por muerto en la sucesión, porque nadie le creerá, porque igualmente así lo hizo Humberto al inicio de la administración de Granier negó que quisiera ser candidato a la gubernatura, dijo que había que darle paso a la juventud y finalmente siempre dijo sí, aunque no pudo lograr su objetivo porque desde adentro del mismo granierismo fue torpedeado.
Comenzando por la Secretaría de Gobierno que encabeza César Raúl Ojeda, Zubieta, pasando por la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca que dirige Pedro Jiménez León, la Secretaría de Economía y Turismo a cargo de David Gustavo Rodríguez Rosario, hasta llegar a la Procuraduría General de Justicia a cargo de Fernando Valenzuela Pernas, más otras posiciones dentro del gabinete, todos pertenecen a un mismo grupo político, unidos por varias circunstancias políticas, sin que a la vista tengan un real contrapeso que permita equilibrar la gobernabilidad, lo cual es sumamente grave ante las decisiones que tuviera que tomar el Ejecutivo, dado que este grupo durante estos meses que duró la espera para conformar el gabinete se movió con eficacia, logrando neutralizar al grupo de amigos de Núñez con alta capacidad política que estuvieron metidos de lleno en la campaña política pero que prácticamente fueron educidos a cero, porque hay que ver las posiciones políticas que les dieron para entender que un solo grupo se apoderó de la estructura gubernamental, quizás con el consentimiento de quien ahora gobierna la entidad.
Hay quienes creen que la secretaria técnica del gabinete estatal a cargo de Amet Ramos será el ariete de contención para ese grupo que hoy detenta los mejores cargos, pero no lo vemos así, porque Amet, quien ciertamente trae experiencia política del altiplano, no conoce la política canibalesca tabasqueña, la política descarnada de este grupo, por lo que al menor intento será engullido con todo y zapatos, y ni el mismo secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega está en condiciones de convertirse en este momento en un eficaz contrapeso, porque estará entretenido con los transportistas, mientras este grupo de manera avallasadora no le permitirá mayores libertades, porque si lo dejan consolidarse entonces sería un hueso duro difícil de roer.
A juicio del Ojo Visor, que en todo está, el equipo gubernamental de Arturo Núñez ha dejado mucho que desear, porque si bien es cierto que hay políticos conocidos en el gabinete de primer nivel, la mayoría responde a un mismo grupo, como también hay otros rostros desconocidos que en aras de darle paso a la juventud o a la equidad de género sin mayores méritos fueron colocados perfectos desconocidos en cargos de relevancia, cuando lo más conveniente hubiera sido, al contrario de los que proponen jubilar la experiencia, los maestros y maestras de la política y la administración debieron ir a la cabeza de las secretarias para coloca abajo a los alumnos, porque dadas las condiciones políticas y económicas de Tabasco el gobierno no debe servir para aprendizajes, porque en la conformación del gabinete hay quienes de plano traen un historial digno de contar no precisamente del arte de la decencia las buenas costumbres o la administración de sus bienes, y si ánimo de descalificar a nadie, porque eso sí hay que analizar perfil, por perfil de cada uno de los funcionarios, de primero, segundo y de tercer nivel ésta el caso del recién nombrado subsecretario de Fomento económico, Carlos Mayo, quien en menos de seis meses quebró la empresa familiar Delit (helados y paletas), y ahí está ocupando un cargo de relevancia.
Pero independientemente de que los generales de cinco estrellas que participaron en la campaña política de Núñez, muchos con bastante experiencia para ser considerados secretarios, fueron relegados a puestos sin mayor importancia y otros ni siquiera han sido llamados, cundiendo la desesperación, porque hay quienes no sudaron, ni se acongojaron y ahora son funcionarios de primero o segundo nivel, de que no hay contrapeso en el gobierno como dique de contención de un solo grupo que se adueñó de los mejores cargos, de que varios funcionarios de primer nivel, en aras de la juventud y la equidad de género no saben dónde están parados, porque no conocen nada de administración pública, hay algo más preocupante, este gobierno ha arrancado con una sucesión gubernamental adelantada, no solamente con el secretario de gobierno, César Raúl Ojeda Zubieta, que por la importancia del según cargo, se convierte de manera natural en aspirante a la gubernatura, aunque tres veces fue derrotado, también abre las expectativas para otro integrante circunstancial del mismo grupo (aliados por las circunstancias políticas), se trata de Pedro Jiménez León secretario de Sedafopo, que precisamente entre sus planes no estaba esa secretaría, sino que públicamente había dicho que quería ser secretario de Gobierno, secretario de fomento Económico o secretario de Educación, que también aspira a ser candidato a la gubernatura, no olvidemos que su pleito con el ex-gobernador Roberto Madrazo, fue precisamente porque este lo engaño de que sería su candidato a la gubernatura, lo hizo trabajar para ese fin, traicionando precisamente al ahora gobernador Arturo Núñez y después Madrazo le dio la estoca al proponer a Manuel Andrade.
Pero en ese mismo tenor también se puede ubicar al director general del Colegio de Bachilleres de Tabasco, Jaime Mier y Terán, cuya defección del PRI, fue precisamente que al inscribirse para contender como aspirante a la gubernatura le fue pasado la aplanadora y ni premio de consolación le dieron y por eso, decidió apoyar a Arturo Núñez para que ganará el gobierno estatal; finalmente en la misma circunstancia se ha colocado, el secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega, quien además de haber sido candidato del PAN a la gubernatura, goza del completo afecto del gobernador y podría ser el verdadero proyecto dentro de seis años, lo que conforme pase el tiempo descuadrará la acción gubernamental, porque todos velaran armas, justo ahora que en que por amor a Tabasco no se debe someter a la población a más experimentos, ni aprendizajes
Motivadas por la desastrosas condiciones políticas y económicas en que venía cayendo el estado, la población tabasqueña se manifestó en las urnas por la alternancia del poder en la entidad, por lo que Arturo Núñez no sin serios tropiezos ganó el gobierno estatal, por lo que a partir de ahí crecieron las expectativas ciudadanas de que el estado forzosamente se tendría que transformar para combatir la corrupción gubernamental, el nepotismo, la falta de calidad moral y la falta de transparencia en la rendición de cuentas públicas, con un gabinete a toda prueba donde estuviera conjugada, la capacidad, la experiencia política-administrativa, la equidad de género y la juventud, sin exponer al estado a mayores experimentos políticos que solo lo ha llevado al desastre, pero una vez conformado el gabinete estatal no ha logrado los altos consensos ciudadanos que todo gobierno a su inicio logra obtener, y esto en parte obedece, a que se prefirió degradar a los amigos del mandatario estatal para dar paso a una serie de alianzas que si bien son necesarios, no forzosamente tenían que estar en el primer nivel y mandar al limbo a la mayoría de quienes abierta y francamente se la rifaron en la campaña política, varios de ellos con mucha experiencia política y que hoy desconcertados, desde afuera, observan como otros, sin mayores esfuerzos festinan lo que tanto les costó construir.
La regla política, el manual básico, el llamado librito de pesos y contrapesos en el ejercicio del poder para la sana convivencia de los grupos políticos para el equilibrio de la gobernabilidad de quien manda en una entidad, incluso para la construcción de la sucesión gubernamental se ha roto en Tabasco, porque además, sin darse cuenta o de manera deliberada se abrió el abanico de la sucesión gubernamental, cuando apenas inicia el gobierno de Arturo Núñez Jiménez, es decir, lo que tanto se le criticó, lo que hizo al inicio de su mandato el exgobernador Granier al incluir como secretario de Gobierno a Humberto Mayans Canabal, como una copia al carbón fue reeditado en este gobierno al nombrar a César Raúl Ojeda Zubieta como secretario de Gobierno, sin ninguna necesidad, aun cuando se tratara de un pago de favores o acuerdo de grupos, porque bien pudo ser colocado en otra secretaria, ya que desde ahí, desde la segunda posición en importancia del gabinete, quien fuera tres veces candidato perdedor a la gubernatura de Tabasco, es indudable que no perderá la oportunidad desde su lugar de privilegio de promocionarse como fuerte aspirante a la gubernatura, por más que en este momento, al igual que lo hizo Mayans quiera darse por muerto en la sucesión, porque nadie le creerá, porque igualmente así lo hizo Humberto al inicio de la administración de Granier negó que quisiera ser candidato a la gubernatura, dijo que había que darle paso a la juventud y finalmente siempre dijo sí, aunque no pudo lograr su objetivo porque desde adentro del mismo granierismo fue torpedeado.
Comenzando por la Secretaría de Gobierno que encabeza César Raúl Ojeda, Zubieta, pasando por la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca que dirige Pedro Jiménez León, la Secretaría de Economía y Turismo a cargo de David Gustavo Rodríguez Rosario, hasta llegar a la Procuraduría General de Justicia a cargo de Fernando Valenzuela Pernas, más otras posiciones dentro del gabinete, todos pertenecen a un mismo grupo político, unidos por varias circunstancias políticas, sin que a la vista tengan un real contrapeso que permita equilibrar la gobernabilidad, lo cual es sumamente grave ante las decisiones que tuviera que tomar el Ejecutivo, dado que este grupo durante estos meses que duró la espera para conformar el gabinete se movió con eficacia, logrando neutralizar al grupo de amigos de Núñez con alta capacidad política que estuvieron metidos de lleno en la campaña política pero que prácticamente fueron educidos a cero, porque hay que ver las posiciones políticas que les dieron para entender que un solo grupo se apoderó de la estructura gubernamental, quizás con el consentimiento de quien ahora gobierna la entidad.
Hay quienes creen que la secretaria técnica del gabinete estatal a cargo de Amet Ramos será el ariete de contención para ese grupo que hoy detenta los mejores cargos, pero no lo vemos así, porque Amet, quien ciertamente trae experiencia política del altiplano, no conoce la política canibalesca tabasqueña, la política descarnada de este grupo, por lo que al menor intento será engullido con todo y zapatos, y ni el mismo secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega está en condiciones de convertirse en este momento en un eficaz contrapeso, porque estará entretenido con los transportistas, mientras este grupo de manera avallasadora no le permitirá mayores libertades, porque si lo dejan consolidarse entonces sería un hueso duro difícil de roer.
A juicio del Ojo Visor, que en todo está, el equipo gubernamental de Arturo Núñez ha dejado mucho que desear, porque si bien es cierto que hay políticos conocidos en el gabinete de primer nivel, la mayoría responde a un mismo grupo, como también hay otros rostros desconocidos que en aras de darle paso a la juventud o a la equidad de género sin mayores méritos fueron colocados perfectos desconocidos en cargos de relevancia, cuando lo más conveniente hubiera sido, al contrario de los que proponen jubilar la experiencia, los maestros y maestras de la política y la administración debieron ir a la cabeza de las secretarias para coloca abajo a los alumnos, porque dadas las condiciones políticas y económicas de Tabasco el gobierno no debe servir para aprendizajes, porque en la conformación del gabinete hay quienes de plano traen un historial digno de contar no precisamente del arte de la decencia las buenas costumbres o la administración de sus bienes, y si ánimo de descalificar a nadie, porque eso sí hay que analizar perfil, por perfil de cada uno de los funcionarios, de primero, segundo y de tercer nivel ésta el caso del recién nombrado subsecretario de Fomento económico, Carlos Mayo, quien en menos de seis meses quebró la empresa familiar Delit (helados y paletas), y ahí está ocupando un cargo de relevancia.
Pero independientemente de que los generales de cinco estrellas que participaron en la campaña política de Núñez, muchos con bastante experiencia para ser considerados secretarios, fueron relegados a puestos sin mayor importancia y otros ni siquiera han sido llamados, cundiendo la desesperación, porque hay quienes no sudaron, ni se acongojaron y ahora son funcionarios de primero o segundo nivel, de que no hay contrapeso en el gobierno como dique de contención de un solo grupo que se adueñó de los mejores cargos, de que varios funcionarios de primer nivel, en aras de la juventud y la equidad de género no saben dónde están parados, porque no conocen nada de administración pública, hay algo más preocupante, este gobierno ha arrancado con una sucesión gubernamental adelantada, no solamente con el secretario de gobierno, César Raúl Ojeda Zubieta, que por la importancia del según cargo, se convierte de manera natural en aspirante a la gubernatura, aunque tres veces fue derrotado, también abre las expectativas para otro integrante circunstancial del mismo grupo (aliados por las circunstancias políticas), se trata de Pedro Jiménez León secretario de Sedafopo, que precisamente entre sus planes no estaba esa secretaría, sino que públicamente había dicho que quería ser secretario de Gobierno, secretario de fomento Económico o secretario de Educación, que también aspira a ser candidato a la gubernatura, no olvidemos que su pleito con el ex-gobernador Roberto Madrazo, fue precisamente porque este lo engaño de que sería su candidato a la gubernatura, lo hizo trabajar para ese fin, traicionando precisamente al ahora gobernador Arturo Núñez y después Madrazo le dio la estoca al proponer a Manuel Andrade.
Pero en ese mismo tenor también se puede ubicar al director general del Colegio de Bachilleres de Tabasco, Jaime Mier y Terán, cuya defección del PRI, fue precisamente que al inscribirse para contender como aspirante a la gubernatura le fue pasado la aplanadora y ni premio de consolación le dieron y por eso, decidió apoyar a Arturo Núñez para que ganará el gobierno estatal; finalmente en la misma circunstancia se ha colocado, el secretario de Comunicaciones y Transportes, José Antonio de la Vega, quien además de haber sido candidato del PAN a la gubernatura, goza del completo afecto del gobernador y podría ser el verdadero proyecto dentro de seis años, lo que conforme pase el tiempo descuadrará la acción gubernamental, porque todos velaran armas, justo ahora que en que por amor a Tabasco no se debe someter a la población a más experimentos, ni aprendizajes
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